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Ignacio Villa

Luces, sombras y vasos de agua

La celebración de los seis años de Gobierno del Partido Popular se quiere convertir desde el Ejecutivo y desde el Partido en una jornada de gran exaltación de la persona de José María Aznar y también en una alabanza incondicional de la gestión realizada. Es preciso reconocer sin reparos que durante estos seis años de gestión de José María Aznar en España se ha dado la vuelta a muchas cuestiones que el "felipismo" había dejado arrumbadas. El Gobierno del PP ha dado importantes empujones a las grandes políticas de un país moderno. Pero, al mismo tiempo, también se ha atascado en otros asuntos que quizá en apariencia son de menor calado, pero que han deslucido de forma muy llamativa la gestión del Gabinete. Seis años de balance y de resumen que vamos a intentar sintetizar en varios puntos:

1. Política Económica: Los resultados de la política económica del Gobierno merecen una buena nota. En este capitulo la gestión del Ejecutivo se ha desarrollado con buen pulso que se ha traducido en una mejora de resultados y en una estabilidad general en la economía de cada ciudadano. La entrada en el euro y las dos reformas fiscales son parte de esos logros.

2. Política Antiterrorista: Ha sido el gran reto del presidente Aznar. El Gobierno ha mostrado seriedad, constancia y eficacia en la lucha contra ETA. El Presidente ha sabido internacionalizar el fenómeno etarra después de los atentados del 11 de septiembre. Y también desde el Gobierno se ha sabido llevar correctamente la tregua-trampa de los terroristas, dejando en evidencia la complicidad nacionalista. La reforma de la ley de los partidos políticos, la mejora en las relaciones con Francia, la eliminación de las extradiciones con otros países europeos son algunas cuestiones que ilustran los avances que se han realizado en esta parcela.

3. Política social: El Gobierno, desde el año 96, ha puesto en marcha una fluida comunicación con los agentes sociales. El diálogo ha funcionado correctamente hasta que los sindicatos han roto de forma desproporcionada con la reciente convocatoria de huelga general. La reacción sindical no puede empañar, en todo caso, la buena labor del Gobierno en este terreno. La creación de empleo o la recuperación de afiliados a la Seguridad Social son dos buenos ejemplos.

4. Política exterior: Una de las patas inexistentes en este Gobierno. Con un excesivo protagonismo del presidente, primero con Abel Matutes y luego con Josep Piqué se han dado considerables bandazos en las grandes cuestiones de política exterior. El ejemplo más gráfico de la indefinición de este Gobierno fue la crisis del “submarino amarillo”, el “Tireless", que puso en evidencia la falta de firmeza en este campo.

5. Política educativa: Después de una legislatura perdida debido a la intransigencia de los nacionalistas, desde el año 2000, el PP ha impulsado las reformas educativas con mucha mayor claridad. La reforma de las Humanidades, de la educación universitaria y la Ley de la calidad de la enseñanza han marcado los principales hitos de este departamento que está siendo una de las estrellas de esta legislatura.

6. Presidente vs. Ministros: Los dos gobiernos de José María Aznar, especialmente el segundo, han sufrido un marcado protagonismo del presidente del Ejecutivo. Algo en principio que puede entrar en la normalidad. Pero esa marcada presencia de Aznar ha provocado una cierta "comodidad" de los ministros que en muchas ocasiones han mostrado un pulso político bajo, con miedo a equivocarse y con una ausencia muy llamativa de iniciativa. En líneas generales, los gobiernos de Aznar han pecado de un ritmo anódino y aburrido en el trabajo sectorial, un trabajo que se ha salvado gracias a los impulsos personales del propio presidente.

7. Política informativa: En este capitulo, el Gobierno lejos de mejorar ha empeorado. Primero, aunque pagaron los errores del estreno, mantuvieron una cierta coherencia. Después, en la recta final de la pasada legislatura, el Ejecutivo se entonó siendo este Departamento el artífice real de la aplastante victoria electoral del 2000. Luego, ya en la presente legislatura, esta política se encuentra en una verdadera caída libre, sin dirección y sin contenidos. El Gobierno está cada vez más inclinado a dividir a los periodistas en dos bandos y se clasifica a los medios en buenos y malos. Una etiqueta demasiado simple y demasiado perjudicial para un partido con mayoría absoluta.

7. Regeneración política: Esta es la gran asignatura pendiente del Partido Popular. Con una reforma muy matizada de la Justicia. Con una actitud dudosa, equivocada, timorata y contradictoria en asuntos como el de Gescartera, las cuentas secretas del BBV, o la reforma del CSID; los populares no han cumplido su palabra tajante y ya lejana de poner nuevos cimientos en la vida política que todavía arrastra los "tics" y las corruptelas del "felipismo".

Política de medios: En este territorio, que se diferencia claramente de la información del Gobierno, el Ejecutivo del PP ha estado permanentemente fuera de juego. Se cuentan por decenas las operaciones de fusión, mediación, intervención buscando grupos y medios afines. Por el momento su objetivo de articular un grupo anti-Prisa no lo ha conseguido; es más, está dejando algún que otro cadáver en el camino. Un verdadero desastre.

9. La sucesión: El fantasma que ha perseguido y persigue todavía la labor diaria del Gobierno. El silencio del presidente Aznar, las incógnitas sobre el futuro y el permanente interrogante sobre la decisión de elección del sucesor ha mantenido durante largas temporadas al Gobierno paralizado y a los ministros atemorizados. Con el paso del tiempo todos se han acostumbrado a una situación que de por sí descentra su labor. Se han acostumbrado a vivir con este fantasma que sigue asustando.

10. La mayoría absoluta: Una auténtica losa. Una palabra que durante mucho tiempo para el PP ha significado arrastrar un verdadero complejo. El Gobierno de la presente legislatura ha tardado mucho tiempo en caer en la cuenta de que sus diez millones de votantes querían que ejecutaran su programa. El diálogo y el centrismo están bien como carta de presentación, pero no pueden tapar los verdaderos objetivos electorales.

11. El vaso de agua. Con este apartado terminamos el recorrido. En este epígrafe se pueden incluir tantas y tantas batallas de un calado relativo y secundario; y que por la falta de previsión, de empuje, de decisión los populares han dado la imagen de ahogarse en un sencillo vaso de agua. Grandes políticas de Estado y trompicones en la labor cotidiana de Gobierno, recuerden la mala gestión de la crisis de las "vacas locas".

Seis años pues de éxitos indudables, errores y fracasos teñidos de miedo a equivocarse e incapacidad para lidiar con los problemas de cada día.

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