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Ignacio Villa

Mal y tarde

El caso del submarino Tireless se ha convertido en una de las cuestiones más tristes y oscuras del actual Gobierno. Primero tuvimos opacidad informativa, más tarde llegaron las bromas y la chacota, al final se toman las decisiones que desde un principio se tenían que haber tomado: es decir, pedir a los británicos que con la rapidez que marque la prudencia se lleven al Reino Unido el submarino.

No hay que olvidarse de que este submarino estuvo muchas semanas en Gibraltar, sin que nadie dijera nada.Fueron los medios de comunicación, una vez más, los que levantaron la cortina, de una historia que nadie había informado a la opinión publica.

Luego llegó el primer ministro Blair a España, y escuchamos, en rueda de prensa, al presidente del Gobierno aquellas bromas tan poco afortunadas, sobre el submarino "amarillo", despreciando de esa manera una preocupación general de la sociedad española. Después, nos encontramos, con la comparecencia del ministro de Exteriores en la Comisión correspondiente del Congreso. Josep Piqué dijo entonces que el Gobierno no caería en el populismo de pedir a los británicos que se llevarán el submarino al Reino
Unido.

Por último Aznar, trás una entrevista en "The Times", dice en el Congreso, para sorpresa de todos, que ha pedido a los británicos que se lleven el Tireless, ya que ahora se dan las circunstancias adecuadas. Como se ve, un largo y turbulento itinerario lleno de contradicciones y absoluta falta de personalidad.

Pero lo mejor de todo es que esta polémica todavía no ha terminado. Ahora nos falta saber la respuesta del Gobierno británico, por el momento el submarino "amarillo" sigue en Gibraltar.

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