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Ignacio Villa

Ministerio de Exteriores: ¿Moncloa o Santa Cruz?

En el viaje, reconvertido en gira, que esta realizando José María Aznar por Oriente Medio se está poniendo de relieve la falta de pautas unificadas en la política exterior española. En la rueda de prensa ofrecida en El Cairo, el presidente del Gobierno ha puesto encima de la mesa, sin intención, el problema de la coordinación. Aznar ha echado un capote al primer ministro electo de Israel, Sharon, diciendo que no se puede juzgar a nadie por su pasado. Hay que dejar –añadía Aznar– una puerta abierta para el futuro del nuevo ejecutivo israelí. Estas afirmaciones se sitúan en el polo opuesto de las declaraciones del ministro de Exteriores, Josep Piqué, hace unos días en las que trataba con mucha dureza a Sharon.

Todo esto nos lleva a cuestionarnos quién lleva la política exterior, ¿Moncloa o Santa Cruz? Esa es la gran cuestión. Por un lado, José María Aznar realiza el trabajo brillante de las grandes giras y viajes, como es lógico por su cargo. Que deba encargarse de ello es algo que nadie pone en duda, pero la pregunta que surge no es esa. El gran interrogante es: ¿Qué hace Piqué? No organiza las grandes líneas de política exterior, que se coordinan desde Moncloa. No realiza viajes paralelos y complementarios a los del presidente. Tampoco acompaña a Aznar en algunos momentos en los que todo el mundo encuentra lógico que los dos deberían estar juntos, por la relevancia de unas relaciones concretas en un momento determinado. Moncloa marca las líneas maestras, de acuerdo, pero Exteriores no sigue esas líneas. Sencillamente, va a su aire y en otras ocasiones no va.

Ya ha ocurrido dos veces, en Manila y en El Cairo. Em ambas ocasiones, Aznar ha convocado a los embajadores españoles de la zona para unificar criterios, sin que el ministro de Exteriores estuviera presente. En este sentido, no nos podemos olvidar de la polémica surgida por la ausencia inicial de Josep Piqué de la Cumbre Iberoamericana de Panamá.

Que José María Aznar sea la cabeza de la política exterior española entra dentro de lo razonable. Lo que no se entiende con tanta facilidad es el papel del ministro de Exteriores. Sólo un ejemplo: mientras Aznar realiza una improvisada gira por Oriente Medio, Piqué se encuentra en Bulgaria y Eslovenia. Sin duda, hace falta un poco de orden y coordinación.

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