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Ignacio Villa

Miserables en la oposición, rastreros en el Gobierno

El actual Gobierno se avergüenza del Ejercito español. Zapatero no quiere que su trabajo sea reconocido por todos. Al presidente le molesta que los militares fallecidos en acto de servicio en un escenario de guerra sean recordados con todos los honores.

Zapatero una vez más se ha encontrado con la horma de su zapato, víctima como es de sus miserias y de sus debilidades. Un político como él, acompañado por toda la jauría de su partido, se dedicó durante meses y meses a hacer demagogía con la guerra de Irak, utilizó hasta el vómito el accidente del Yak 42, manipuló hasta la extenuación una dialéctica pacifista rastrera e irresponsable. Y ahora en el poder ha tenido que probar ya varias veces esa misma medicina amarga y delatora de un presidente del Gobierno que se mueve por unos intereses electorales muy alejados del interés general.

El actual Jefe del Ejecutivo ha tenido ya que sufrir en sus carnes esa crudeza de alguien que no supo estar a la altura de las circunstancias, cuando era el líder de la oposición. Zapatero, cruel con los demás, se ha encontrado con la soledad del egoista. El que no supo actuar con responsabilidad en la oposición se convierte en un irresponsable sin corrección posible en el Gobierno. Ya ocurrió con el siniestro de un helicoptero en el que murieron 17 soldados españoles en Afganistan; ha ocurido por ejemplo con la muerte de la soldado Idoa Rodriguez Buján o ha ocurrido ahora con la muerte de estos seis soldados en el Líbano.

El Gobierno utiliza siempre los mismos mecanismos. Intenta ocultar datos,  minimizar el trabajo de los militares, les concede las condecoraciones que no reconozcan acciones de guerra o les recibe de madrugada con el despliegue más pequeño posible. Es siempre la misma estrategia, es siempre la misma mezquindad. No reconocer que el Ejercito español está desarrollando su trabajo en territorios azotados por la guerra, esconder a los militares y a sus familias para que no se les rompa su discurso falsamente pacifista e investigar al mínimo los motivos que han provocado directa o indirectamente la muerte en acto de servicio de varias decenas de militares.

El actual Gobierno se avergüenza del Ejercito español. Zapatero no quiere que su trabajo sea reconocido por todos. Al presidente le molesta que los militares fallecidos en acto de servicio en un escenario de guerra sean recordados con todos los honores. Es triste observar cómo en muchos sectores de la opinión pública nadie pone en duda la necesidad de esos despliegues militares, incluso los que son críticos con ellos aceptan que una vez realizados hay que mantenerlos. Lo que nadie entiende, lo que nadie acepta, lo que nadie puede dar como bueno que este Gobierno no reconozca el trabajo de los militares y por lo tanto honrar por todo lo alto a aquellos que han muerto en acto de servicio. No se puede más de intencionalidad, de mala sangre con aquellos que simplemente han muerto en un acto de guerra. ¿Tanto le molesta a Zapatero? ¿Tanto le supone al presidente reconocer el honor a los demás? ¿Tanta soberbia emana por sus poros que es incapaz de rectificar? Pues por lo que vemos es así. Miserables en la oposición, rastreros en el Gobierno.

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