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Ignacio Villa

Nervios, gripes y culpables

Al día siguiente, todos dicen que están contentos, síntoma claro de que las cosas no han salido como tenían previsto. El PP y el PSOE explican, a los cuatro vientos, que las estrategias les han funcionado. Demasiada insistencia para alguien que se siente vencedor de una batalla.

El Gobierno dice que se encuentra satisfecho. Pero lo cierto es que se saben afectados por lo ocurrido. Para empezar no han conseguido cerrar la polémica y el ministro Portavoz, perdido entre nervios y "chuletas", ha salido seriamente tocado. Al mismo tiempo, el Ejecutivo ha vuelto a comprobar que la oposición es torpe e incapaz de elaborar un discurso serio.

Precisamente por ello, desde el Gobierno se reconoce que la última batalla librada no la han perdido gracias a la ineficacia del PSOE, más que por la propia virtud. Por todo esto, son conscientes de que estas polémicas, aunque al final sean desactivadas por el poder, dejan en evidencia todas las debilidades y miserias del Ejecutivo. Y en este caso la evidencia ha sido la deficiente política informativa del Gobierno.

El PSOE manifiesta también su satisfacción por lo ocurrido. Explican que su estrategia consistía en apuntar al presidente Aznar, para dejar al Portavoz como objetivo final. Añaden que el mejor colaborador que puede tener una partido en la oposición es la de un Portavoz noqueado pero vivo. Aunque balbucean cuando no saben cómo explicar la súbita recuperación de Rodríguez Zapatero de una gripe de "tres días" de duración, justo el día después del debate. Desde la filas socialistas, asienten cuando se les reprocha que no han sabido aprovechar la oportunidad, aunque insisten que la polémica no está cerrada y habrá, por lo tanto, más oportunidades.

Escuchada la defensa que hace cada contendiente de sus estrategias y resultados, la realidad es que el debate del miércoles ha hecho que afloraran los defectos y los errores de las dos partes. El Gobierno ha cometido un grave error en su política informativa y,
aunque Aznar ha pedido excusas, la falta de reconocimiento de culpa por parte del Portavoz ha conseguido que la polémica siga abierta. Aznar pide perdón, pero nadie es culpable.

El PSOE ha desaprovechado una oportunidad única para acorralar al Gobierno. Borrachos de gol han caído en la brusquedad excesiva y no han apretado el acelerador en el momento adecuado con los argumentos correctos. Y además han evidenciado la carencia de lider. Una gripe programada de tres días, ha vuelto a dejar fuera de circulación a Rodríguez Zapatero.

No parece que la polémica marroquí pueda ser centro de la atención política durante muchos días más. Está en la manos de las dos partes protagonistas que esta historia se convierta en tormenta en un vaso de agua o, por el contrario, signifique el principio de un largo pero efectivo desgaste del Gobierno. El debate del miércoles ha sido el escaparate. Ahora comienza la verdadera batalla. Ahora se verán las verdaderas estrategias.


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