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Ignacio Villa

No es momento para tirarse del barco

En estos últimos días estamos asistiendo a un goteo de declaraciones o de manifestaciones, inducidas o provocadas, de algunos hombres más o menos ilustres del Partido Popular. Surgen en un momento desde luego nada fácil para los populares, y más después de que la unidad del partido haya quedado contrastada y reafirmada durante meses de presión política y mediática.

De todas formas, no deja de llamar poderosamente la atención que sea en estos momentos de complicación para el Partido Popular cuando algunos intenten descolgarse justo con las vacas flacas. Cuando todo era poder, solvencia, garantía y triunfo electoral, nadie se quejaba. Ahora que las cosas son bien diferentes, es muy cómodo bajarse ante el peligro de naufragio. No es fácilmente entendible que algunos, que han tenido durante semanas la posibilidad de hablar en los distintos órganos del partido, e incluso han tenido la posibilidad de votar en contra del Gobierno en un pleno del Congreso, utilicen ahora los medios de comunicación para marcar distancias y diferencias con la dirección del PP y con el presidente del Ejecutivo.

Cuando uno milita en un partido político sabe que existe una regla primera e intocable que es la disciplina interna. Una disciplina que, en ocasiones, tiene un carácter heroico, pero que al mismo tiempo es imprescindible para que la maquinaria de unas siglas determinadas funcionen correctamente. En el PP no se pueden olvidar, bajo ningún concepto, de la historia de la UCD. La caída estrepitosa de aquella mayoría absoluta debe de estar muy presente. No tanto porque se den las mismas circunstancias, que no es así, como que jugar con la unidad interna es el bien más preciado del PP.

Ciertamente el PP es el partido más numeroso de España, y por ello se pueden dar opiniones distintas. Pero esa diversidad, es precisamente lo que debe de llevar a los populares a estar muy vigilantes. Jugar con la unidad es un error, jugar a ser estrellitas de la política es un peligro, jugar a ir por libre ahora que el barco se tambalea es una cobardía. La política tiene estas reglas, y si alguien no quiere cumplirlas que se vaya a su casa. ¡Pero la historia del centro-derecha en España es demasiado complicada, como para repetirla otra vez! El PP de Aznar siempre ha sido un partido de convicciones y principios, cambiar el guión a estas alturas de la película es, sin duda, el peor camino de los posibles.

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