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Ignacio Villa

¿Palabra o palabrería?

Es un paso adelante el reconocimiento por parte del PNV de que la violencia callejera es puro terrorismo y, además, dirigido y azuzado por ETA. Es un buen paso, pero no es suficiente. Y no lo es por varios motivos.

En primer lugar, cuando se habla de terrorismo no es suficiente con reconocer que es una realidad. Como responsables políticos, los miembros del Gobierno vasco tienen la obligación de ir un paso más allá. Ibarretxe, además de “rogar” a los etarras que dejen de matar, tendría que tener entre sus obligaciones la de poner los medios para luchar de verdad y sin miedo contra ese terrorismo que afecta a muchos ciudadanos vascos. Ibarretxe tiene la obligación de cuidar la buena convivencia de todos los vascos, no sólo de una parte de ellos. Esa es la clave. Ese tiene que ser el giro de verdad. Y, en caso de darse, sí se podría considerar irreversible. Todo pasa por el reconocimiento de palabra, pero también de acción, de que el terrorismo existe y que como tal hay que tratarlo.

José María Aznar se ha felicitado del “hallazgo”. Fue tardío, pero al fin y al cabo positivo si desde ahora se acompaña con una actitud beligerante contra el terrorismo. Reconocer ahora que la violencia callejera es terrorismo no es suficiente, sobre todo cuando se ha permitido y se ha justificado durante meses, omitiendo intencionadamente toda actividad de orden público. El PNV, que ahora dice lo que dice, tiene que acompañar con eficacia este amago de cambio. Siendo conscientes de que las omisiones constantes y durante tanto tiempo han deteriorado mucho la situación. Estamos en lo de siempre: el gesto es bueno, pero por el momento no es suficiente.

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