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Ignacio Villa

Peces, ¡déjalos en paz!

Peces ha sido un personaje siniestro para las víctimas. No ha conseguido lo que quería, pero ha puesto todo de su parte para devolver a las víctimas al armario del olvido

Llevaba tiempo callado el comisario Peces. No es que pensáramos que se había moderado en su sectarismo, pero calladito estaba mejor. Incluso, en algún momento, ha podido dar la imagen de un ataque repentino de prudencia. Al final todo ha sido un puro espejismo. Peces, este martes en el Senado, ha vuelto al ataque contra la Asociación de Víctimas del Terrorismo y contra su presidente. Peces ha vuelto a demostrar que el Alto Comisionado es un simple comisario político del Gobierno.
 
Siendo sinceros, hay que decir que Peces ha sido fiel a su línea de actuación. Una actitud que se mueve siempre en los mismos parámetros: sectarismo, división y descrédito. Primero ha intentado anular y controlar a las víctimas de los atentados del 11 de marzo, luego buscó la provocación dividiendo a las víctimas ante la gran manifestación en Madrid en contra de la negociación con ETA, y por último trabaja de forma constante buscando la mala fama de los asociados. Es verdad que, hasta ahora, no ha conseguido sus objetivos gracias al sentido común de millones de ciudadanos, pero no lo es menos que ha contado con toda la artillería del grupo PRISA para conseguir sus fines.
 
Con este panorama y llegados a este punto, no es de recibo que el presidente del Gobierno mantenga un minuto más a Peces al frente de este Comisariado. La elección del Rector de la Carlos III fue una "ocurrencia" más de Rodríguez Zapatero, una decisión personal e intransferible, por lo que el propio jefe del Ejecutivo deberá dar cuenta de este desaguisado, en el que, además, se ha buscado la desaparición del apoyo social a un colectivo querido y apoyado por todos los españoles.
 
¿Qué hace Peces al frente de este Comisariado? ¿Cómo puede acusar públicamente, en sede parlamentaria, al presidente de la AVT de ser una persona sectaria? Peces ha sido un personaje siniestro para las víctimas. No ha conseguido lo que quería, pero ha puesto todo de su parte para devolver a las víctimas al armario del olvido. Al final, por el bien de todos, las víctimas siguen donde estaban: con el reconocimiento de la sociedad entera. Peces déjalos en paz.

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