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Ignacio Villa

Percebal, radio pura

De José Luis Percebal podríamos decir muchas cosas buenas, pero quizá es suficiente con quedarse con dos, que a él le gustará escuchar. Percebal era un buen corresponsal y una mejor persona. Como corresponsal, tenía asimilada la idea más importante: estar siempre disponible. Un corresponsal no entiende ni de horas extraordinarias, ni de vacaciones, ni de horarios de ocho horas. El corresponsal, por definición, siempre tiene que estar en guardia, y Percebal lo estaba. Siempre respondía al otro lado del teléfono, a cualquier hora y en cualquier día de la semana.

Con Percebal siempre se sabía que su parcela estaba cubierta,
generosamente cubierta. Además, como buen corresponsal, no se contentaba con contar la noticia, también estaba en permanente estado de revista. Estudiaba las cuestiones, recogía información, controlaba a diario lo que estaba pasando en Marruecos. Siempre estaba trabajando. Era un correponsal 24 horas al día, 7 días a la semana. Y esa disponiblidad, esa preparación es el mejor piropo que se puede decir de un corresponsal.

Además, Percebal era una excelente persona. Amigo de sus amigos, siempre dispuesto a ayudar a todos. Era un periodista que manejaba buena información, en muchas ocasiones exclusiva, pero nunca actuaba como un periodista hermético, incapaz de compartir nada con los demás. Era prudente con la información, pero no era propietario de ella. No alardeaba de su capacidad periodística, simplemente sabía compartir con todos los colegas el lado bueno de esta profesión. Por todo esto, quizá Percebal era algo más que el decano de los corresponsales españoles en Rabat. Era amigo de todos. La competencia no era razón para la enemistad, más bien era el motivo para mantener un trato de amistad con todos los colegas.

Percebal era Percebal. Un periodista brillante, efectivo, que vivía la radio y que sabía contar las cosas con un gran atractivo. Además, era una persona que entendía de amistad, cariñoso y preocupado por todos. A Percebal ya no le escucharemos en los boletines o en los informativos. Pero a Percebal le seguiremos escuchando en nuestro corazón. Percebal era radio pura. Con eso está todo dicho.


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