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Ignacio Villa

Por el momento, suspenso

Hay cosas difíciles de entender, y la estrategia de oposición del Partido Socialista es una de ellas. Este miércoles, el PSOE ha vuelto a desaprovechar una oportunidad. Además, quien lo ha hecho ha sido su secretario general.

José Luis Rodríguez Zapatero, en su intervención durante la sesión de control al presidente del Gobierno, ha repescado la pregunta preparada la semana pasada que no pudo realizar por la ausencia de Aznar, de gira en Oriente Medio. Ha interrogado a José María Aznar por el malestar de la comunidad científica debido a la deficiente política del Gobierno en este terreno. Una cuestión que sin duda es importante. Pero no se antoja como central y estrella, para articular sobre esa base una política de oposición. Esta pequeña historia sirve para ilustrar un reproche: el PSOE no hace oposición en el foro adecuado, como es el Parlamento.

Están muy bien las ruedas de prensa, las declaraciones en los medios de comunicación, los titulares más o menos conseguidos; pero, al final, donde realmente se va a realizar la labor de oposición eficaz, la de desgaste del Gobierno, el trabajo destructivo que va minando los ánimos y el Ejecutivo, es siempre en el Parlamento. Y, por ahora, los socialistas huyen de ese foro. Rodríguez Zapatero puede y no quiere, o bien quiere y no puede.

Lo cierto es que Zapatero huye, una y otra vez, de un enfrentamiento de verdad con Aznar. Huye de ese enfrentamiento sano y eficaz. Es verdad que la imagen que Rodríguez Zapatero consigue buscando Pactos de Estado parece beneficiosa para las expectativas de los socialistas. Pero, eso hay que complementarlo con un trabajo más fuerte y beligerante. La buena imagen no es suficiente. Zapatero, por el momento, no pasa el examen en los enfrentamientos con Aznar. Y, en la psicología política, ese es el primer paso para pensar en una victoria electoral.

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