Menú
Ignacio Villa

Rajoy marca el territorio

La conferencia que, este martes, ha dictado Mariano Rajoy en Barcelona nos ha dejado un rastro interesante para el futuro, y también un mensaje de tranquilidad sobre su actitud política en cuestiones que se antojan básicas e importantes. El candidato del Partido Popular a la Presidencia del Gobierno ha aprovechado su intervención ante el Circulo de Economía, en la Ciudad Condal, para retomar un mensaje claro, contundente y sin margen para la interpretación ante la radicalización de los nacionalismos. De todos los nacionalismos: del vasco y también del catalán. El actual secretario general del PP, manteniendo sus formas y su modos, ha recuperado la dureza habitual del presidente Aznar en esta cuestión y ha marcado con claridad sus líneas de actuación. Las buenas formas, ha venido a decir, no están reñidas con la demostración de fortaleza cuando ésta sea necesaria.

La dinámica que el nacionalismo está exteriorizando en está última temporada no es para menos. Parece que los partidos nacionalistas tienen "patente" para decir en público la última machada que se les ocurra, o la primera ocurrencia que se les venga a la cabeza; y eso desde luego no es jugar todos con las mismas reglas. Parece como si unos pueden hacer lo que les venga en gana, mientras que los demás tienen que tentarse la ropa antes de abrir la boca. Y esto no parece serio.

Mariano Rajoy ha recordado, a unos y a otros, que los partidos nacionalistas han llegado a un punto que sólo tienen tres alternativas: el monte, la ambigüedad o la colaboración con el Gobierno del Estado. El PNV es evidente que se encuentra ya en el monte; y Convergencia i Unió ha pasado de la colaboración a la ambigüedad caminando ya hacia el monte. Un recorrido –a juicio de Rajoy– que los convergentes están realizando muy rápido de la mano de Artur Más. Rajoy ha puesto encima de la mesa un reproche tajante al decir que el candidato de Convergencia está dilapidando la herencia de Jordi Pujol con propuestas radicales, con su acercamiento a Esquerra Republicana, cuando no con iniciativas infantiles por falta de un proyecto sólido. El candidato electoral del PP, como decía, ha recuperado el discurso más duro de José María Aznar en un terreno en el que, efectivamente, no se puede jugar con fuego. La huida, sin dirección alguna, de los partidos nacionalistas que se ven y se sienten en claro retroceso les está llevando hacia posiciones poco razonables y muy alejadas de las verdaderas preocupaciones de los ciudadanos.

Por cierto en la intervención de Mariano Rajoy en Barcelona, no ha faltado un "duro reproche" a Pascual Maragall, de quién el dirigente popular a dicho que no es nadie para apropiarse del concepto de pluralidad de España, cuando en la misma Constitución se recoge precisamente el carácter plural del Estado. Mariano Rajoy se ha despachado a gusto en una cuestión en la que el electoralismo nunca puede ser una justificación. Con esta claridad, Rajoy despeja muchos caminos y deja marcado con absoluta nitidez el territorio. Y por lo que hemos visto, se ha apuntado al territorio del sentido común y de la responsabilidad. Y eso es de agradecer.

En España

    0
    comentarios