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Ignacio Villa

Rajoy quiere más

Faltan cinco semanas para las Elecciones Generales y el fantasma de la excesiva confianza aparece en el horizonte del Partido Popular. El panorama, desde luego para los populares, se presenta muy favorable. Con las encuestas viento en popa, en el PP se va desgranando el programa del 14-M; mientras, en el Partido Socialista, se ofrece una imagen de descomposición plena, con Rodríguez Zapatero deambulando como un auténtico cadáver político. Todo aparece demasiado claro, y eso en política es muy peligroso.
 
Esta situación es lo que ha llevado a Mariano Rajoy a pedir a los suyos más agresividad y más implicación en la campaña electoral. Y es que, desde luego, se percibe desde la Secretaría General un cierto pasotismo en más de un dirigente popular. Más de un ministro y más de un dirigente regional andan escondidos en esta precampaña electoral. Apostados en sus coches oficiales o en sus flamantes despachos de provincias, dejan hacer, apoyan sin fisuras el nuevo liderazgo y esperan con tranquilidad la tarde del 14 de marzo.

¡Mucha pachorra!, para lo que los populares se juegan. Ciertamente las cosas van bien en la calle Génova, pero eso no es suficiente. La sucesión ha sido modélica, la bicefalia no ha existido, el nuevo liderazgo se asienta con fortaleza, el programa electoral tiene contenido y está llegando a los ciudadanos. El Partido Socialista, mientras tanto, perdido en su falta de liderazgo y en sus problemas internos, está desaparecido del mapa. Un panorama esplendoroso, pero engañoso.
 
Mariano Rajoy lo sabe y ha puesto las pilas a los suyos. La campaña electoral se está cumpliendo en todo su diseño, y este último domingo se ha producido un cambio sustancial. Rajoy ha entrado en el cuerpo a cuerpo con Zapatero y con el PSOE. Lo ha hecho a su estilo, bien diferente al de Aznar, con un definido sentido del humor. Rajoy entra en campaña, pero quiere más de los suyos. A estas alturas de la película, en el PP no están para lujos y por lo tanto ¡todos! deberán implicarse al máximo. Rajoy quiere enterrar más de un miedo y más de un reparo. No se puede "vivir de canto", a cinco semanas de unas Elecciones Generales. Rajoy quiere más de los suyos. Por eso, ha pedido más agresividad e implicación. Y él que no se quiera dar por aludido, él sabrá. Desde del 14 de marzo vendrá el nuevo reparto del poder, y entonces, puede haber más de una sorpresa.

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