Menú
Ignacio Villa

Revanchas mezquinas

La anunciada huelga general del próximo 20-J se esta convirtiendo, como era previsible, en una autentica revancha del socialismo felipista. Una generación entera de políticos del PSOE aún no han perdonado. Tienen guardados en la recamara los recuerdos de un día de diciembre de hace muchos años, cuando España entera se paro en protesta por sus errores y desmanes. Entonces, el enfado general, la crisis económica, el aumento del paro y un ambiente de corrupción que empezaba a ser corriente en la vida política fueron las causas de la huelga. A todo esto hay que añadirle que su propio sindicato, la Unión General de Trabajadores, cogió el toro por los cuernos y dejo al PSOE entre la espada y la pared. Como vemos ahora, aquella humillación la tenían guardada para la revancha.

Ahora, muchos años después, con una situación política, económica y social muy diferente, el PSOE quiere devolver al Partido Popular un trago que todavía algunos socialistas no han digerido. El PSOE de Felipe, de Chaves o de Almunia quiere que José Maria Aznar no se vaya de La Moncloa sin una huelga general en su currículum y desde luego que están luchando para que sea así. Lo que ocurre es que no tienen entre sus planes la posibilidad de que se pueden pegar un susto de los gordos, un susto que sólo el tiempo dirá qué reflejo puede tener en las urnas. Con su apoyo a la huelga general, que además ha ido de menos a mas, el Partido Socialista se esta metiendo en un autentico callejón sin salida. Sin el apoyo explicito de sus militantes y con la dudas públicas de algunos dirigentes, los socialistas están haciendo propia una huelga general que está llamada al fracaso real por su alto contenido político.

Al Partido Popular y a su Gobierno nadie les va a librar de un mes de junio complicado e intenso. Pero, desde un punto de vista político, estas próximas semanas pueden marcar el final de una época dentro del PSOE. El final de un efímero liderazgo que está siendo derrotado por sus propios errores. La apuesta de Rodríguez Zapatero, incomprensible e inexplicable para muchos militantes, puede convertir al actual secretario general del PSOE en un autentico títere, no ya solo del felipismo, sino de sus propias indefiniciones. En este sentido, la estrategia marcada personalmente por el propio José Maria Aznar es, sin duda, la adecuada. Un mensaje fuerte, un llamamiento abierto a toda la sociedad y fuera de partidismos. Con esos tres mimbres, el presidente del Gobierno esta pidiendo a todos que afronten esta huelga general con responsabilidad y con trabajo. El ambiente en la calle es de satisfacción por la marcha económica del país. Hay bienestar, y eso se nota. Por eso el Gobierno hace bien explotando estos argumentos, lejos de los problemas internos del PSOE.

Cuando una huelga general se convoca cimentándola en la revancha del pasado, como un elemento de oposición política y sin un ambiente abonado durante bastante tiempo, tiene todas las papeletas para ser muy dañina para los convocantes. Hasta ahora, los sindicatos corrían con el peligro del fracaso. Pero ahora también el PSOE se ha subido en la misma barca. La mezquindad en política es muy mala consejera.

En Opinión