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Ignacio Villa

Se acabaron los juegos florales

El último atentado etarra coloca a Zapatero en el único lugar de los posibles. Los diálogos y las cartas de Batasuna son para otro momento. Ahora hay que seguir con la lucha contra el terrorismo en todos los frentes

Zapatero ha tenido que bajar precipitadamente del quinto cielo en el que se encuentra instalado por comodidad y por estrategia. El nuevo atentado de los terroristas de ETA han dejado a todos en su sitio. A los propios terroristas etarras, a los terroristas de la franquicia Batasuna, a los nacionalistas vascos, a Izquierda Unida y a Carod Rovira. Que nadie olvide que la tregua de ETA sigue vigente en Cataluña, mientras los terroristas atentan en pleno corazón de Guecho.
 
Ahora nos va a tocar escuchar todo tipo de interpretaciones –especialmente del mundo nacionalista– sobre qué mensaje hay detrás de ese coche-bomba. Pero no hay margen para el engaño. Detrás del atentado hay dinamita, metralla y terror. Y todo lo demás son componendas que no nos llevan a ningún sitio.
 
El último atentado de ETA, por desgracia, nos devuelve a la realidad. A la dura realidad. Y sitúa a Zapatero entre la espada y la pared. Está muy bien ir por el mundo hablando a los cuatro vientos de la "alianza de civilizaciones", pero antes de nada hay que afrontar con pulso político los problemas internos.
 
Nadie se puede olvidar que el plan Ibarretxe tiene el apoyo de los mismos terroristas del coche-bomba de este martes. Por lo tanto este plan no puede debatirse en el Congreso de los Diputados. Antes del atentado existían pocas dudas, después de lo ocurrido en Guecho ya no existe ninguna. Sería una burla a las Instituciones del Estado que un plan apoyado por estos terroristas que sólo entienden el lenguaje del coche-bomba fuera estudiado en el Congreso.
 
El último atentado etarra coloca a Zapatero en el único lugar de los posibles. Los diálogos y las cartas de Batasuna son para otro momento. Ahora hay que seguir con la lucha contra el terrorismo en todos los frentes. Y Zapatero tiene que recordar al nacionalismo vasco que el único margen para avanzar pasa por condenar a ETA, a Batasuna y a todo el entramado etarra. Señor presidente, se acabaron los juegos florales.
 
No estaría de más que alguien explique al ministro Jordi Sevilla que lo de Guecho ha sido un coche-bomba y no un "simple ruido". Sevilla se cree que vale para un roto y un descosido. Y así le

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