Menú
Ignacio Villa

Se acabó el miedo

El nuevo arranque de Alberto Ruiz Gallardón, criticando la propuesta de diseño de partido elaborada por José María Aznar, vuelve a situar en primer plano el fondo de la cuestión sucesoria. Gallardón ha dicho con claridad que hay que aprender de la desgracia ajena y que, por lo tanto, un sistema de bicefalia en el que no coincidan en la misma persona la presidencia del Gobierno y del Partido no es lo más conveniente. Para ejemplo, lo ocurrido en el PSOE en la época de Joaquín Almunia y Josep Borrell.

Con esta nueva crítica pública se confirma algo que, por otro, lado era evidente. En el PP se ha perdido el miedo a hablar de la sucesión; el anuncio de Rodrigo Rato de retirarse de la carrera sucesoria ha abierto la veda. Ya no hay miedo, porque el interrogante y la magia han desaparecido. Ha quedado expuesto a la luz pública que los planes de sucesión, en principio previstos al milímetro, no estaban tan aquilatados. Además, por lo que parece, opinar en el PP no está prohibido y ya empiezan a aflorar puntos de vista diversos.

Gallardón, en sus declaraciones, lo ha señalado. Lo que él ha dicho no es un secreto. En el partido hay más personas que piensan como él. Y ha recordado que el PP es una formación donde se vive y respeta la libertad de expresión.

En definitiva, es verdad que Gallardón ha sido el “niño rebelde” de la etapa Aznar, y que en muchas ocasiones ha buscado un protagonismo desmedido; pero también es cierto que en esta ocasión no ha sido él, ha sido Rato quién –con su anuncio– ha roto el embrujo de la sucesión. Ahora mismo, Aznar tiene la sartén por el mango, pero las cosas no son como antes. Y de aquí al Congreso nacional del partido, el próximo mes de enero, la apariencia de un partido sin fisuras se puede empezar a romper. La bicefalia no convence a todos.

En Opinión