Menú
Ignacio Villa

Se necesita cordura

La cuerda se está tensando, la crispación vuelve a aterrizar en la vida política española. De la aparente estrategia se ha pasado a lo más parecido a un “pique” personal. Parece mentira que los dos grandes partidos políticos con representación parlamentaria, estén decidiendo la renovación de las principales Instituciones del Estado. Lo que empezó siendo un rifirrafe parlamentario, con clara intencionalidad del vicepresidente Rato, se ha convertido en uno de los capítulos más tensos de la presente legislatura.

Desde el PP se intenta “salvar los muebles”. Saben perfectamente que la “andanada” de Rato no fue un “calentón” del Vicepresidente, sino más bien una punzada hacia sus filas, enmarcada dentro de una estrategia diseñada. Por lo tanto, buscan una salida, evitando la confrontación interna y conteniendo la respiración para que no trascienda. No están dispuestos a ofrecer una cabeza como sabroso trofeo a los socialistas. A más de uno le duele la patada de Rato, pero tienen que aguantarse, al menos por el momento. Por su parte, los socialistas han visto una brecha abierta y no van a dejar escapar la oportunidad. El propio Rodríguez Zapatero ha cambiado de actitud. Después de un inicial gesto de prudencia y tranquilidad se ha lanzado a la yugular del Ejecutivo. Mientras aguante la historia, están dispuestos a seguir.

La verdad es que quince días después de la “batalla”, tanto unos como otros están ofreciendo claros síntomas de inmadurez política. En esta historia no es suficiente con tener razón, está en juego la credibilidad de las Instituciones del Estado, está en juego el sistema de elección y renovación de los garantes de los valores democráticos de la sociedad.

El PP intenta arreglar un desaguisado fruto de sus tensiones internas. El PSOE, olvidando sus promesas de equilibrio, busca carnaza fácil. No estaría de más que alguien pusiera un poco de cordura, nos estamos jugando algo más que un puñado de votos. No estaría de más que Aznar bajara de su pedestal y, por el bien de todos, desbloqueara la situación. En esta historia hace falta sentido común, pero brilla por su ausencia.

En Opinión