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Ignacio Villa

Seguir avanzando

Ciertamente este verano, que entra ya en su recta final, nos deja un buen sabor de boca en la lucha antiterrorista. Las dos operaciones policiales casi sucesivas en el tiempo, en el País Vasco y en Cataluña, arrojan un balance altamente positivo. Pero sobre todo nos deja un mensaje: la lucha contra el terrorismo pasa por la vía policial. El trabajo de las Fuerzas de Seguridad del Estado es necesario para acabar con el terror.

Es verdad que, en momentos como estos, no son nada buenos los entusiasmos. Es cierto que esta lucha contra el terror es y será larga, y también lo es que no hay razones para pensar que estamos cerca del final. Perno no podemos olvidar que los dos golpes que las Fuerzas de Seguridad del Estado han dado a los terroristas han sido certeros y claves en dos puntos de importante actividad terrorista desde la ruptura de la tregua.

Las detenciones realizadas primero por la Policía Autónoma vasca en Guipúzcoa y luego por la Guardia Civil en Cataluña son un claro ejemplo, un inequívoco referente para saber cuál es el camino acertado. Las pautas imprescindibles para la lucha contra el terrorismo tienen nombres y apellidos: la coordinación entre todas las Fuerzas de Seguridad, la cooperación en el trabajo diario entre el Gobierno central y el vasco, la aplicación limpia e inexorable del Estado de Derecho y el acorralamiento político y social del entorno terrorista.

En este sentido, no puede haber componendas. A ningún demócrata le interesa la existencia, aunque sea marginal, de la violencia. El nacionalismo vasco debería caer en la cuenta de que la falta de determinación constante y permanente en una estrategia antiterrorista es perjudicial para sus objetivos. Tendría que ser consciente de que permitir que la violencia callejera se haya convertido en terrorismo no beneficia a nadie.

El nacionalismo habla y habla de sus objetivos, de sus intereses y de sus intenciones. Pero se equivocan cuando piensan que el camino más corto para alcanzar lo que quieren es hacer la vista gorda con los violentos. Una sociedad vasca en paz beneficia a todos. El nacionalismo debería reflexionar, debería cambiar de estrategia. El apoyo político desde el nacionalismo a la Policía Autónoma vasca en la lucha contra el terrorismo es imprescindible.

Este verano puede ser importante, siempre y cuando se saquen ahora conclusiones. Por el momento, hay que reconocer que nos queda un margen más que justificable para la duda. No hay que olvidar que el PNV se quedó descolocado después de la entrevista entre Aznar e Ibarretxe, el discurso reivindicativo y victimista se quedó repentinamente enterrado por las seis propuestas de Aznar sobre la lucha contra el terrorismo. Ahora, a la vuelta del verano, el PNV puede volver a las andadas o, por el contrario, mantener una línea de trabajo estrenada después del encuentro entre Rajoy y Balza.

La duda razonable es saber si en los próximos meses se percibirán gestos de continuidad con las actitudes veraniegas o volveremos donde estábamos. Lo deseable, sin duda, sería seguir avanzando.

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