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Ignacio Villa

Solo ante el peligro

Ya lo comentamos el pasado viernes. Durante la patética rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, entre risas y bromas, quedaron claras dos cosas: Pío Cabanillas tiene unos débiles argumentos de defensa en la pifia de Marruecos y el Ministro Portavoz está más solo que la una. Esa soledad que quedó suficientemente reflejada con la actitud de Mariano Rajoy y Rodrigo Rato durante la rueda de prensa, ahora se confirma ante la Sesión de Control al Gobierno que se celebrará este miércoles. Pío Cabanillas tendrá que responder varias peguntas del PSOE y además tendrá que hacer frente a una interpelación parlamentaria promovida por los socialistas y que inicialmente estaba dirigida a Rajoy. Ha sido el propio vicepresidente quien se ha quitado del medio para dejar todo el protagonismo a Cabanillas.

Con estas intervenciones, el Ministro Portavoz se estrena desde el banco del Gobierno en una labor parlamentaria que –suponemos que por estrategia– ha desarrollado con más pena que gloria desde que forma parte del Ejecutivo. Durante las preguntas y la interpelación no habrá espacio para la gracia o para la risa. No son estos mecanismos más o menos controlables desde el micrófono como puede serlo una rueda de prensa en el Palacio de La Moncloa, donde el Portavoz tiene la sartén por el mango. En esta ocasión va a ser la primera y verdadera prueba de fuego parlamentaria del ministro Portavoz. Y por todos los rastros que han ido dejando sus compañeros de Gabinete, Cabanillas va a estar solo ante el peligro, sin ayudas y sin ánimos. Sus intervenciones serán el verdadero termómetro para su talante –dicen que abierto– y para su recorrido político.

Esta soledad con la que Cabanillas afronta su estreno parlamentario tiene que ver mucho, sin duda, con el estilo con que ha llevado la crisis del viaje ficticio de González. Más de un compañero de Gobierno, crítico antes con la política informativa del Ejecutivo, ahora se suelta el pelo. Desde dentro se dice sin tapujos, pero con prudencia, que en este caso se ha actuado mal de principio a fin. Y advierten de que, si no se cierra convenientemente la crisis, se le estará regalando un argumento único a la oposición. Ya veremos cómo le salen las cosas al Portavoz. Desde luego, no puede haberle gustado mucho que, en las ruedas de prensa ofrecidas en su reciente gira europea, el presidente del Gobierno se haya negado a hablar de esta pifia, especialmente cuando ha sido interrogado sobre el futuro del Portavoz.

En fin, este miércoles será una jornada de alta tensión en el Congreso. Examen importante para Cabanillas. Pero examen también para el PSOE. “Así se las ponían a Felipe II”, según el dicho que, en esta ocasión, viene como anillo al dedo. Una polémica promovida desde el Gobierno que ha resultado ser ficticia es un dulce para la oposición. ¿Qué más se puede pedir?. El Portavoz deberá explicar lo que ocurrió y dar cuenta de todo al Parlamento, pero el PSOE deberá estar atinado en su estrategia de ataque. Un error socialista debería suponerles un replanteamiento en muchas materias. El PSOE sólo tiene que rematar a puerta vacía. En condiciones normales, fallar este gol llevaría al banquillo a algún delantero socialista poco afortunado.

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