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Ignacio Villa

Sonrisas frente a responsabilidad

Dicen desde el Gobierno que no se va a pagar un precio político. Sin embargo, el precio político ya han comenzado a pagarlo desde hace mucho tiempo.

Menos de veinticuatro horas ha tardado el PSOE en volver a las andadas atacando al Partido Popular. El miércoles, en la sesión de control al Gobierno, el presidente Zapatero arrancaba a dedicar piropos a Mariano Rajoy, el PP e, incluso, a los gobiernos de José María Aznar. Nunca habíamos visto al socialista hablar de los populares en términos de generosidad, sufrimiento, experiencia y confianza. El presidente llegó a recordarle a Rajoy que su colaboración era imprescindible para saber si el alto el fuego de los terroristas puede tener un mínimo de fiabilidad.

En fin, un presidente tan afable con la oposición que provocaba la pregunta: ¿será un espejismo? Pocas horas después la confirmación ha sido contundente: sí, era un espejismo. Se ha encargado de demostrarlo Alfredo Pérez Rubalcaba quien, poco después de las flores de Zapatero, ha arremetido contra el Partido Popular y contra Jaime Mayor Oreja. Ha pedido a los populares que sonrían y ha calificado las afirmaciones del que fuera ministro del Interior de delirios, cuando éste se ha limitado a decir algo que es público y notorio: que el alto el fuego de ETA tiene una relación directa con la reforma del Estatuto catalán.

La verdad es que lo del portavoz socialista tiene su gracia. Pérez Rubalcaba pide al Partido Popular más sonrisas. Pero es difícil sonreír tras saber que el comunicado de alto el fuego estaba cocinado entre Gobierno y terroristas. Es complicado sonreír al confirmar que tantas renuncias y cesiones del Gobierno en estos últimos meses formaban parte de un plan pactado con ETA. Es imposible sonreír cuando se confirma que Zapatero ha dado los pasos que ha dado con el único objetivo de contentar a los terroristas.

Dicen desde el Gobierno que no se va a pagar un precio político. Sin embargo, el precio político ya han comenzado a pagarlo desde hace mucho tiempo al ceder en principios, en estrategias y en objetivos. Es más, sabemos que el Gobierno ha pactado todo el camino recorrido hasta ahora; pero lo más grave es que previsiblemente ha pactado también lo que queda por caminar por imposición de la banda terrorista ETA.

Con este panorama, ¿cómo sonreír? Es imposible. Saber que el Gobierno ha cedido y se ha entregado a los terroristas, simplemente sobrecoge. No es un problema de sonrisas, es una cuestión de responsabilidad. Algo que es muy difícil pueda entender el señor Zapatero.

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