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Ignacio Villa

Todo es miseria

El nuevo atentado de ETA sitúa a los asesinos ante sus propias miserias. Un coche bomba en un lugar público y concurrido en hora punta, dirigido hacia un concejal del PSOE, antiguo militante de HB; un coche bomba que por equivocación ha asesinado a dos trabajadores, uno de ellos militante de EH.

Todo un esperpento, toda una contradicción propia de la barbarie terrorista. De un golpe, de un plumazo, han cometido demasiados errores. El primero de ellos es atentar contra la vida humana. Sea quien sea la víctima, es un error injustificable desde todo punto de vista. Pero es que, además, en esta ocasión se pone de manifiesto una absoluta falta de escrúpulos, una actitud de revancha hacia el antiguo simpatizante y, para colmo, la maldita casualidad de asesinar a una persona cercana a las ideas radicales.

Todo es suficientemente contradictorio para afirmar, una vez más, que el terrorismo no sólo es una autentica barbaridad, sino que los objetivos que ETA persigue ni se entienden ni pueden encontrar cobertura social y política. Y es que la locura puede llegar a justificar incluso el asesinato de un simpatizante de EH como un accidente inevitable.

Este atentado es un ejemplo claro de lo que quiere ETA para el País Vasco. Deja en evidencia las contradicciones de un mundo desfasado, anquilosado y de otra época, como es el nacionalismo radical. Aquí no hay ideología. Sólo hay odio, rencor, barbarie, falta de escrúpulos y revanchismo.

El pueblo vasco se merece otra cosa. El próximo 13 de mayo tiene la oportunidad para cambiar el rumbo de la política. La situación se encuentra tan deteriorada que no hablamos ya de siglas políticas; hablamos de rectificar, de sentido común y, sobre todo, de normalidad. Y la normalidad sólo llegará por las urnas. Si no ocurre así, la sociedad vasca seguirá en manos de la mafia.

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