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Ignacio Villa

Una huelga artificial

En este caso al Gobierno no le falta razón. Sinceramente, no hay motivos para la convocatoria de una huelga general. Hay muchas razones que se pueden esgrimir a la hora de argumentar la artificiosidad de la posible convocatoria, pero por encima de todas destaca una: el ambiente social en la calle dista mucho de la época del felipismo.

El Gobierno de José María Aznar desde que llegó a la Moncloa en 1996, ha cometido muchos errores. En ocasiones ha actuado con la ingenuidad de los principiantes, en otros momentos ha caído en la prepotencia del poder, otras veces ha sido el complejo de la mayoría absoluta lo que ha frenado al Ejecutivo. Pero no se puede acusar al Gobierno del PP de buscar la crispación social o el enfrentamiento con los trabajadores.

Desde el principio, el PP ha buscado el consenso con las distintas fuerzas sociales. Ha tenido, mientras los sindicatos han querido, un diálogo abierto y fluido con ellos. Ha mantenido una actitud constructiva en todo lo referente al mundo laboral. Y, lo que es más importante, los resultados han acompañado y acompañan al Ejecutivo: la creación de empleo, el crecimiento económico, el equilibrio presupuestario, las sucesivas rebajas fiscales son los ejemplos más claros. Además, el Gobierno de Aznar ha sabido responder bien a los amagos de crisis económicas internacionales. En definitiva, el territorio económico y social lo ha tenido siempre muy bien amarrado y trabajado. En ningún momento ha abandonado este flanco que podría haber sido el más vulnerable para un Gobierno de centro-derecha.

Por todo ello, aparece como una posibilidad muy verosímil que nos hallemos ante un problema de envidias y rencores. Son muchos los que no soportan que José María Aznar pueda dejar la política activa sin una huelga general en su curriculum. Entre ellos destaca uno, Felipe González, que no quiere tener en sus posibles escenarios que un presidente del Gobierno de la derecha pueda cerrar un ciclo político sin ningún enfrentamiento con el mundo sindical y laboral.

Hasta el 20 de junio, queda por delante algo más de un mes y medio. El ambiente se puede calentar, pero todo lo que pueda pasar tiene un componente esclusivamente artifical. El PP comete errores, pero este terreno no es el más vulnerable. Y desde el PSOE se volverán a equivocar si se suben al tren de la huelga general, pensando que pueden hacer daño al Gobierno. ¡Tiempo al tiempo!

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