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Ignacio Villa

¡Viva la moda!

La visita de José María Aznar a Rusia nos deja una experiencia de la que bien podrían tomar nota los asesores presidenciales a la hora de diseñar una política exterior que pise tierra y que tenga un cierto peso especifico. Coincidiendo con la visita, en el Teatro Bolshoi de Moscú, el Instituto Español de Comercio Exterior ha organizado un desfile de moda española. En el mismo participan tres diseñadores de prestigio: Antonio Pernas, Jesús del Pozo y Roberto Verino. Este acto está organizado fuera de la agenda oficial y a él va a asistir Ana Botella.

Pues bien, no estará mal tener en cuenta para el futuro cómo este desfile de moda ha levantado una mayor expectación entre la clase política rusa y entre los medios de comunicación que la propia visita de Aznar. Y es que, muchas veces, algunos se empeñan en alardear del papel internacional de España en el mundo, que sin duda es importante, pero se olvidan de que ese papel debe ir acompañado con una proyección económica y empresarial de todo lo español. Muchos prefieren jugar a grandes papeles internacionales, olvidándose de que todo eso no tiene fundamento si se deja de lado el verdadero atractivo de lo español.

No es suficiente con aparecer aquí o allá. No es suficiente con atesorar una buena relación de viajes oficiales. Es necesario construir sobre seguro. En la medida en que ese papel se cimente sobre un peso económico y empresarial, esa presencia será real. Existen proyectos e iniciativas, pero son los propios empresarios los que piensan que el Gobierno se queda a medio camino. En todos los viajes oficiales se tienen en cuenta a los empresarios, pero se hace poco, despacio y en ocasiones mal.

¿Qué ha pasado con el famoso y tan cacareado Plan Asia? Las quejas son muchas y continuas. En las visitas oficiales, el presidente del Gobierno siempre se reúne con empresarios, asiste a seminarios, etc. Pero esos empujones resultan algo pobres, y sobre todo son inconstantes. No existe un seguimiento en el tiempo desde el Ejecutivo, desde el Ministerio de Exteriores.

Lo ocurrido en Moscú con la moda española es un buen ejemplo. Interesa sobre todo lo español. Por encima de todo, sin nombres propios. El futuro pasa por vender lo propio dejando de lado los personalismos.

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