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Ignacio Villa

Y ahora contra María

María era antes la heroína del PP, pero en cuanto ha plantado cara a la dirección se ha convertido en la mala de la película.

El cambio de estrategia que se está llevando a cabo estos días en la calle Génova es difícil de entender e imposible de justificar. En poco más de 48 horas se ha pasado del "todos somos María" al "todos contra María". El lunes, voces muy autorizadas del aparato de Génova intentaron amortiguar la crisis diciendo que María era un patrimonio del partido, un referente ético y moral para todos. Pero con el paso de los días, y según hemos ido sabiendo los detalles de cómo se ha maltratado políticamente a María San Gil, Génova ha ido cambiando el discurso, pasando de las flores a la mano dura, de la reverencia a la crítica más feroz.

María era antes la heroína del PP, pero en cuanto ha plantado cara a la dirección se ha convertido en la mala de la película. Lo que está sucediendo con ella es el síntoma más claro de la descomposición que está sufriendo la cúpula nacional del PP. En el partido se vive una sensación de completo desconcierto ante la renuncia a los principios del partido.

No contentos con la operación de descrédito ahora han puesto en marcha otra estrategia, la de dividir al Partido Popular del País Vasco. Se empeñan en enviar el mensaje de que los populares vascos están enfrentados a cuenta de la iniciativa de María San Gil de no respaldar la ponencia política del Congreso de Valencia. Pero no es cierto. Es verdad que existen opiniones distintas sobre cómo afrontar la situación, faltaría más, pero no hay tales divisiones. Resulta cruel que desde Madrid se intente alimentar esa especie precisamente entre quienes más han sufrido y sufren la barbarie del terrorismo. Y sólo por deteriorar la figura de María San Gil. Una pena.

Lo que están consiguiendo es deteriorar la imagen del PP a una velocidad de vértigo, a cualquier precio y a cambio de nada. Y aún no han terminado su trabajo.

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