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Ignacio Villa

Y habló Felipe... de corrupción

Era el que faltaba para el duro. Felipe González Márquez, presidente del Gobierno durante casi catorce años, bajo su mandato se vivieron en España los casos más duros de corrupción política de la democracia española.

Durante sus años en La Moncloa, los ciudadanos españoles se acostumbraron a desayunar cada día con una fuerte dosis de corrupción. Corrupción con todos los colores y de todos los sabores. Corrupción de manual. La Guardia Civil, el Ministerio del Interior, la Cruz Roja, el Boletín Oficial del Estado o el Banco de España fueron algunas de las Instituciones del Estado que se vieron afectados en sus cimientos por la corrupción. Ese era el panorama, esa era la realidad descontrolada desde el poder y que sembró de desasosiego a toda España.

Ahora, siete años después, vuelve a reaparecer la corrupción en las filas socialistas. Vuelve a reaparecer en la parcela de la Federación Socialista madrileña donde la corrupción nunca fue extirpada. Y vuelve a reaparecer con los mismos modos y con los mismos métodos que el felipismo. Se vuelve a utilizar el ventilador como una estrategia claramente desestabilizadora de las Instituciones. Se insiste en sacudirse de toda responsabilidad, inculpando al Partido Popular. Se apuesta de nuevo por enturbiar la vida política a cualquier precio; salvando, eso sí, el propio pellejo. Es la vieja historia de siempre: "la corrupción viene de dentro, pero la responsabilidad la encontramos fuera".

Con este panorama desolador, ha irrumpido Felipe González en escena. El ex-presidente del Gobierno ha sacado su particular actitud bañada de viejo rencor. Aunque en esta ocasión no ha aclarado si se ha enterado por la prensa, para no romper sus viejas costumbres. Desde luego, no le han faltado sus habituales golpes de "bilis" bien destilada. Ha comparado al Partido Popular con el dictador Slodovan Milosevic que "repetía elecciones –ha dicho– hasta que las ganaba", y utilizando modos futbolísticos ha especificado que lo que está ocurriendo es que el PP "ha roto la rodilla al delantero para sacarlo de la liga". González ha insistido que las elecciones las ha ganado la izquierda y que no se deben de repetir para respetar la voluntad popular. ¡Qué "amores" por Izquierda Unida, cuando él en catorce años de Gobierno, nunca quiso dar muestras del más mínimo acercamiento político a la coalición que entonces lideraba Julio Anguita!

En fin, reapareció Felipe González en estado puro. Una reaparición que,lejos de ayudar al PSOE, le perjudica. ¡Que González intervenga en la vida política hablando de corrupción, siete años después, sigue siendo un auténtico número frío! Es volver a encontrarse con los viejos fantasmas que , por lo que vemos, no han conseguido enterrar.


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