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Ignacio Villa

Ya no está todo tan claro

no podemos olvidar que esta Comisión en la que ahora parece imprescindible que comparezca Zapatero tenía todas las papeletas para ser cerrada a cal y canto el pasado mes de septiembre

El anuncio, inesperado e inopinado, del presidente Zapatero para acudir a declarar a la Comisión de investigación del 11 de marzo significa un giro de gran calado en la estrategia del PSOE. Zapatero, que ha cambiado de opinión -no hay más que rebuscar en la hemeroteca- queda al descubierto. Hasta ahora su guardia pretoriana había desarrollado una amplía red de defensa del Jefe del Ejecutivo. Zapatero había quedado fuera del circuito del 11 de marzo; José Blanco y Alfredo Pérez Rubalcaba se han hartado de explicar que el actual presidente del Gobierno nada tenía que aportar sobre unos días en los que gobernaba el Partido Popular.

¿Por qué este cambio?, ¿qué razones hay ahora para que de pronto Zapatero tenga mucho que decir cuando hace pocos días, él mismo, había dicho que ya estaba todo claro sobre los atentados del 11 de marzo?, ¿tienen miedo a lo que Aznar pueda decir en la Comisión de Investigación?, ¿han buscado, con este anuncio del presidente del Gobierno, una plataforma para su propia defensa?.

En fin, son muchas las preguntas que nos planteamos después de un giro de esta magnitud en la estrategia del Partido Socialista. Aquí hay un replanteamiento a fondo de la Comisión del 11 de marzo, y es que no podemos olvidar que esta Comisión en la que ahora parece imprescindible que comparezca Zapatero tenía todas las papeletas para ser cerrada a cal y canto el pasado mes de septiembre. Ya no hay dudas que en la calle Ferraz hay nervios, muchos nervios que están llegando también al Palacio de la Moncloa.  Y esos nervios les están llevando a unos cambios inexplicables desde cualquier punto de vista.

Zapatero de este modon se sentará en la Comisión. Esperemos que no preparen desde el PSOE ninguna artimaña para evitar un interrogatorio directo al presidente del Gobierno y esperemos también que el Partido Popular acierte a la hora de designar al portavoz en ese interrogatorio. No puede ser cualquiera.

Con todo, el que no debe de estar muy contento es Alfredo Pérez Rubalcaba. Sí a ZP le va mal, el futuro de su portavoz parlamentario corre serio peligro. Y es que estos cambios precipitados son un síntoma inequívoco de que esta vez el agua suena porqué algo lleva. Ya no está todo tan claro.

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