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Ignacio Villa

Zapatero despista a todos

Cinco días después de que el Partido Socialista realizara la "propuesta estrella" de su campaña electoral sobre la, supuestamente, nueva política fiscal de los socialistas, la expectación inicial ha sido aniquilada absolutamente. Después del primer entusiasmo de los fieles de siempre, esas propuestas –sólo realizables en las mentes de quienes viven acogotados por las elecciones generales– se desinflan a toda velocidad. Y es que el actual secretario general despista a todos, a propios y a ajenos. Ese es su gran problema.
 
Un día habla de España y de patriotismo. Al día siguiente apuesta por las reformas de Estatutos y de la Constitución. Se deja fotografiar feliz y contento con Carod Rovira. Recupera a viejas glorias para su "comité de notables". Descalifica alegremente las declaraciones de Rodríguez Ibarra sobre la representación parlamentaria. Anuncia como número dos de su lista a una catedrática universitaria que, negocios aparte, no aporta nada al PSOE. En fin, una de cal y otra de arena. De tanto querer estar a bien con todos, a todos los deja enfadados. Nunca ha querido ejercer su liderazgo con autoridad, se contenta con el charloteo y las buenas palabras. Pero de vez en cuando en la vida política, y el secretario general del PSOE no se ha querido enterar, hay que dar un golpe en la mesa. Y no pasa nada por hacerlo.
 
El último revés que ha recibido Rodríguez Zapatero le llega de nuevo desde dentro, concretamente desde la UGT. El secretario general del sindicato socialista ha dejado claro que no comparte para nada las nuevas iniciativas fiscales del PSOE. Es verdad que ha utilizado palabras suaves y medidas, pero han sido suficientemente claras para que sean tenidas en cuenta. Cándido Méndez ha dicho que el programa presentado por Zapatero "está sujeto a cambios" y que prefiere centrarse por el momento en el análisis del programa quedándose con la propuesta de mejorar el sistema recaudatorio. Dicho de otra forma, es evidente que el mensaje desde la UGT encierra un aviso para navegantes: "No nos gustan las propuestas, esperamos cambios y gestos hacia los trabajadores. Lo anunciado no es admisible".
 
Así pues, ahora habrá que esperar hasta este fin de semana y observar si durante la Conferencia política del PSOE se reconducen las propuestas y se escuchen las advertencias de la UGT. Zapatero no debería despreciar esas sugerencias, por la cuenta que le trae. En tiempos de Felipe González también desde la UGT se inició una auténtica rebelión interna que acabó como acabó. Zapatero lo tiene demasiado complicado fuera como para buscarse nuevas guerras dentro. Pero es que el secretario general socialista tiene tantos cambios de tono, de ritmo, de propuestas, de iniciativas y de programas que tiene despistados a todos, empezando por los suyos. Y por lo que estamos viendo, con Zapatero la fórmula para reconducirle parece fácil. El socialista que quiere algo de los suyos primero amenaza haciendo ruido y, al poco tiempo, la actual dirección federal se asusta y recoge velas de inmediato. Todos tiran de la cuerda hacia sus propios intereses. Zapatero no dice nada, no controla, ni impone ninguna opinión. Así le va. Y así le va a ir.

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