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Ignacio Villa

Zapatero, especulador de nuestra libertad

Con las afirmaciones del líder del PNV se demuestra que el presidente del Ejecutivo estaba dispuesto a llegar muy lejos en su negociación con los terroristas, poniendo en peligro la estabilidad de nuestras instituciones y, con ella, nuestras libertades.

Las revelaciones del presidente del Partido Nacionalista Vasco han tenido el efecto contrario al que, en principio, se quería obtener. Josu Jon Imaz ha intentado echar un cable a Rodríguez Zapatero en un momento en el que sufre una verdadera crisis de imagen tras las revelaciones realizadas por la banda terrorista ETA sobre el proceso de rendición. Pero el resultado ha sido simplemente desastroso.

Lo cierto es que las declaraciones de Imaz vienen a confirmar en todo el serial de informaciones del diario proetarra Gara, en el que se ha detallado minuciosamente los distintos contactos entre la banda terrorista ETA y el Gobierno socialista y ha confirmado que fueron parte de una auténtica negociación política de tú a tú. Ya sabíamos que Zapatero estaba dispuesto a llegar al límite, pero por lo que vamos sabiendo el Gobierno lo ha rebasado con creces, rompiendo la baraja y triturando los principios que un demócrata nunca debería poner siquiera en duda. Con las afirmaciones del líder nacionalista vasco se demuestra que el presidente del Ejecutivo estaba y está dispuesto a llegar muy lejos en su negociación con los terroristas, poniendo en peligro la estabilidad de nuestras instituciones y, con ella, nuestras libertades.

Para que los terroristas llegaran a amenazar al Gobierno "a punta de pistola" para lograr la entrega de Navarra, se tuvo que llegar muy lejos en las conversaciones. Si la escena descrita por Imaz tuvo lugar un mes antes del bombazo de la T-4 y de que el propio Zapatero anunciara buenos tiempos para el futuro, ¿que habrá pasado que no sepamos? Es cierto que, con los datos aportados desde Gara, sabemos del contenido de una parte de esas negociaciones, lo suficiente como para poder afirmar sin temor a equivocarnos que supusieron una auténtica rendición. Pero desde luego, de lo que nadie duda ahora es que eso, con ser mucho, no es más que una pequeña parte de lo que ha pasado; lo ha confirmado el presidente del PNV al intentar ayudar a Zapatero, al que ha hecho una verdadera faena.

Ahora a estas alturas del partido, y a una semana del Debate sobre el Estado de la Nación, poco más hay que añadir. En esta recta final de legislatura la vergüenza se apodera de los españoles, al confirmarse lo bajo que cayeron el Gobierno y su presidente y la cobardía con que especularon con la libertad de todos. Zapatero ha negociado con ETA, renunciando a los mínimos que todo demócrata debe defender y renunciando a cualquier atisbo de sentido común. Y lo que es más preocupante: no parece que la ruptura del alto el fuego "permanente" vaya a cambiar sus planes, como no lo hicieron los muertos de Barajas.

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