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Ignacio Villa

Zapatero se disfraza de Llamazares

El Partido Socialista parece dispuesto a dejarse llevar por la corriente más fácil y demagógica. Los socialistas, visto lo visto, piensan seguir jugando su partido en la crisis de Irak ajenos a las Instituciones internacionales y buscando en esta polémica, construida a golpe de pegatina, votos donde no hay votos.

La última sesión de control al Gobierno nos ha vuelto a ofrecer la imagen de un PSOE confuso y sin dirección, más pendiente de Izquierda Unida que de construir una oposición como verdadera alternativa al Partido Popular. El PSOE ha caído en su propia trampa, y al paso que vamos el líder de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, va a salir fotografiado en los medios de comunicación como un compañero inseparable de Rodríguez Zapatero. En ese acercamiento real, ya veremos si también es estratégico, Zapatero y Llamazares comienzan a formar una pareja política similar a la de Almunia y Frutos, que tan malos recuerdos traen a unos y a otros.

Los resultados de las elecciones del año 2000 enseñaron al PSOE y a IU que esa alianza tiene efectos desastrosos, pero parece que Zapatero en esta ocasión está empeñado en virar a la izquierda. Quizá en busca de los votos de IU, pero quizá también con la intención de comerse a la coalición de Llamazares, si los resultados de las municipales son tan malos como previsibles para Izquierda Unida.

Lo cierto es que el PSOE se ha embarcado en un viaje de complicado retorno. Han agarrado pancarta y megáfono, se han colgado la pegatina y se han lanzado a la calle en una oposición trasnochada. Se puede estar en contra de la posición del Gobierno, pero una oposición responsable y moderada sabe que parte de sus obligaciones no son simplemente oponerse sin más, también pueden y deben atemperar la situación. El PSOE no gana nada lanzándose a la calle. Puede encontrar verdaderos frutos electorales, si sabe plantear una estrategia lógica y de sentido común. Así lo ha hecho en otras cuestiones, y le ha ganado la partida al Gobierno. Pero con esta demagogia desbocada y convulsiva en contra del Gobierno de Aznar por la crisis de Irak, está abriendo la puerta a una hemorragia de votos. Y si tienen alguna duda, que se lo pregunten al Canciller Schroeder, que ha tenido un auténtico "revolcón" en las ultimas elecciones regionales, gracias a sus actitudes en esta crisis irakí.

Zapatero , en una nueva equivocación, busca a Llamazares como compañero de viaje. Y lo está haciendo en las formas, en el fondo y en la estrategia. Y aunque ya tienen la experiencia de que ese camino termina en el precipicio, prefieren seguir con la venda en los ojos. No estaría de más que Zapatero preguntara a Joaquín Almunia sobre su experiencia política tales compañías. Es suficiente mirar a aquel 12 de marzo de 2000 para entenderlo todo.

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