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Ignacio Villa

Zapatero tiene compañía

No bajan tranquilas las aguas para Rodríguez Zapatero dentro del PSOE. El secretario general de los socialistas se puede encontrar de golpe y porrazo con un adversario en las primarias que el año próximo deberá celebrar su formación para elegir al que será candidato a las elecciones generales del 2004. Todo marchaba sobre ruedas para Zapatero y los suyos. No hace muchos meses, desde la Ejecutiva de Ferraz juraban y perjuraban que Zapatero no tendría rival en las primarias y que, por lo tanto, él era el candidato “in pectore” a La Moncloa.

Pero ese entusiasmo ya ha desaparecido. Después del fracaso de la estrategia socialista en el escándalo Gescartera, tras haber sido incapaces de explotar al máximo las dos “pifias” consecutivas de Pío Cabanillas, ante las frecuentes ausencias del líder en los momentos claves, después de los graves errores cometidos en el País Vasco, y, en definitiva, a causa de tantos trompicones de principiantes, entre los socialistas empieza a moverse una corriente interna. Esta iniciativa va a más y tiene nombres de peso, con militantes ilustres, con diputados, con miembros del Comité Federal y con algunos apoyos –por el momento tibios– de algún miembro de la Ejecutiva.

En el PSOE ha empezado a tomar forma la existencia de un núcleo de personas que no quieren a Zapatero como candidato a las elecciones generales. Piensan que es una apuesta perdedora y, por lo tanto, buscan ya candidato alternativo que pueda derrotar al Partido Popular en 2004. ¿Cuál es el perfil de esa alternativa?. Pues es bien sencillo: una persona con experiencia en el Gobierno autonómico, con fuerza y con garra, con influencia en la militancia socialista, con empuje y con capacidad de desgastar el poder y, sobre todo, con una autoridad política sobre los suyos que pueda trasmitir el mismo mensaje en toda España. Con estos datos, seguro que han pensado que el hombre elegido es José Bono.

Desde luego, los datos coinciden, pero la candidatura no está cerrada. En todo caso, si esta posibilidad no terminara de cuajar, el proyecto se mantendrá buscando a otra persona de características similares. Quizá Rosa Díez. No se descarta otro nombre, aunque por el momento permanece tapado. Desde esta iniciativa nueva, que no tiene nombre, sugieren que Zapatero ha conseguido partir internamente al PSOE. No ha tenido autoridad para solucionar la crisis del PSE, Pasqual Maragall está más suelto que nunca y, además, no ha sabido trabajar una imagen de líder en los foros adecuados. En definitiva, ha fracasado. Ha perdido su oportunidad. Y lo que es más grave: la actual dirección del PSOE no ha sabido articular una oposición dura y clara a la mayoría absoluta del PP.

Los promotores de este cambio no quieren publicidad por el momento. Saben que demasiado ruido antes de tiempo puede poner en alerta a la Ejecutiva. Antes que nada, quieren tener atada, y bien atada, la posibilidad de triunfo. Quieren lejos a Felipe González de sus intenciones. Recuerdan que si el “efecto Borrell” fue posible, ahora puede ser más fácil. Sólo quieren un “proyecto luchador”, frente al “conformismo desorientado” de Rodríguez Zapatero. Esa es la clave, dicen. Luchar y trabajar. Luego, serán los votos los que decidan.

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