Menú
Ignacio Villa

Zapatero vuelve a esconderse

Volver a la división de buenos y malos dentro de ETA es volver a tomar a los ciudadanos por tontos. Pero los españoles llevan años sufriendo a los terroristas y no necesitan lecciones de Zapatero sobre cómo acabar con el terrorismo.

Zapatero ha vuelto a las andadas. Ha tardado unos días más que cuando ETA asesinó a dos personas en Barajas, pero al final volvemos a estar donde estábamos entonces. El presidente del Gobierno, después de reunirse con todos los grupos parlamentarios, ha recuperado esa dialéctica perversa en el fondo y maliciosa en la forma que ya empleó entonces y que ha recuperado para intentar parar el golpe que ha supuesto la ruptura oficial del alto el fuego "permanente". Zapatero argumenta que el anuncio de ETA se debe a una decisión de una parte de la banda terrorista ETA, que ha catalogado como la de los descerebrados, frente a otra de gente cuerda y cordial, suponemos, que pretendía mantener esa tregua pactada con el Ejecutivo socialista.

El presidente del Gobierno no se baja de su ambigüedad y se sigue negando a ofrecer un discurso verdadero, en el que se hable con claridad de luchar contra el terrorismo. Pero Zapatero no menciona el final de la banda terrorista ETA, no se refiere a la posibilidad de acorralar a toda la estructura económica y social, no cierra las puertas de las instituciones democráticas a las franquicias etarras y no emplea todo el operativo policial y judicial contra las tramas terroristas. No ha pasado nada de lo que debería suceder en el momento en que los terroristas advierten que van a volver a matar. Nada de nada. Tan sólo análisis absurdos y discursos vacíos.

El presidente del Gobierno, diez días después de la ruptura del alto el fuego, está adoptando poco a poco la misma estrategia que ya le padecimos después del atentado de Barajas. Esconde la cabeza, no afronta la realidad y espera acurrucado a que pase la tormenta. Aunque en esta ocasión, lo tiene más complicado. El rostro de este gran fracaso no es otro que el de Rodríguez Zapatero. Es él quien ha apostado por la rendición encubierta, quien ha decidido imbuirnos en la barbaridad que supone ceder ante ETA. Dice ahora que la banda se ha equivocado. Es posible; nunca se sabe cuánta humillación era capaz Zapatero de hacer tragar a los españoles. Pero los terroristas han hecho lo que siempre hacen, lo que siempre advertimos que harían. Es el presidente del Gobierno quién se ha creído capaz de hacerles tragar sus triquiñuelas de gran pacificador. Y, como era previsible, ha fracasado.

Volver a la división de buenos y malos dentro de ETA es volver a tomar a los ciudadanos por tontos. Pero los españoles llevan años sufriendo a los terroristas y no necesitan lecciones de Zapatero sobre cómo acabar con el terrorismo. Mucho análisis de tres al cuarto pero ninguna reacción; mucha palabrería pero ningún cambio. Lo único que el queda por hacer es rectificar o irse, y no parece que ninguna de las dos opciones se contemplen en el Palacio de la Moncloa.

En España

    0
    comentarios