El arresto del general jefe de la Fuerza Terrestre ha producido un natural júbilo entre los socios independentistas de izquierdas del Gobierno, y se ejecuta con el argumento de que sus afirmaciones recordando el papel constitucional del Ejército en defensa de la unidad e integridad de España generan “alarma social”. ¿Qué le producen al Ejecutivo las huestes de Arnaldo Otegui campando a sus anchas mientras preparan un nuevo golpe a la legalidad, con su anuencia y la de Vitoria? Imperan el cinismo y un doble rasero preocupantes al servicio exclusivo del mantenimiento en el poder de José Luis Rodríguez Zapatero y la tajada de quienes le sustentan.
¿No genera alarma social la puesta en marcha de un tribunal de honor en Cataluña, que tiene en tiempo de descuento el cerrojazo sobre la COPE para amordazar la libertad de expresión? ¿Tampoco la detención ilegal de dos militantes del PP por tener “actitud vociferante” en una manifestación en memoria de las víctimas del terrorismo, con manipulación de pruebas por parte de la Policía incluida? ¿Y el Estatuto pactado en secreto y a espaldas de quien representa a 10 millones de españoles? ¿Y qué el ministro Montilla favorezca a La Caixa, tras condonarle un millonario crédito a su partido deja impasible a la ciudadanía? ¿no alarma que la presidenta de la CNE trabaje para dos filiales de la empresa beneficiada? ¿Y la utilización torticera de la guerra de Irak ocultando y manipulando la actual participación española en el Golfo de la mano de Estados Unidos? Nada de nada.