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Isabel Durán

La coartada navarra

Todo ello sin que Felones, Puras o Chivite, los guiñoles de ZP, piensen siquiera en la dimisión.

La escenificación de la última decisión, por el momento, de la Comisión Ejecutiva del PSOE es una pantomima más a la que ya nos tiene acostumbrado el patético partido carente de principio alguno que dirige José Luis Rodríguez Zapatero. Perdón, sí que tiene un principio, único y ostentosamente visible, el de mantenerse a toda costa en el poder y por eso, reunidos con toda la urgencia un momento antes de que venza el ultimátum el próximo 18 de agosto, han escrito una página más de su bochornosa trayectoria.

En boca del inefable Pepiño se le explica a los atónitos espectadores del culebrón de la yenka navarra que el sanedrín socialista ha decidido definitivamente perdonarle la vida a UPN para que gobierne en la comunidad foral y que además no admite una sola discrepancia por parte de la sucursal títere en las tierras del rey Sancho el Fuerte. Todo ello sin que Felones, Puras o Chivite, los guiñoles de ZP, piensen siquiera en la dimisión. Y mientras el telón de la farsa se levantaba en Ferraz, el guionista y director de la patética coreografía, el fotopresidente y secretario general de los socialistas, acudía a una ineludible cita en la "playa" de Madrid bajo los flashes junto a cuatro jubilados nadando con gorritos en la piscina del supervotado alcalde Tomás Gómez, recientemente elegido nuevo secretario de los socialistas madrileños.

Una elocuente y gráfica jugada. Zapatero se quita de en medio, para variar, y descarga la responsabilidad de una decisión suya en la Ejecutiva Federal del partido. Así podrá decir a sus radicales socios nacionalistas independentistas y a la ETA que se trata de una decisión orgánica del partido pero que él cambiará el rumbo en cuanto gane las generales. Al mismo tiempo se le llenará la boca a su electorado con que él lidera un partido responsable que permite que gobierne la lista más votada y que todas las acusaciones de vender Navarra eran falsas, fruto tan sólo de las tragedias auguradas por el PP. Todo ello sin que Puras, Chivite y Felones dimitan.

Seguramente Zapatero hace bien al dirigirse exclusivamente a su parroquia, ya sea en la "playa" de Madrid, en la calcinada Canarias o en la colapsada Cataluña. El fotopresidente a lo suyo. Sabe que España es terreno abonado para el sectarismo, el revanchismo; si no que se lo pregunten a Rosa Regás. La ansiosa directora de la Biblioteca Nacional que desearía fusilar a unos cuantos cada mañana y que celebra ahora que "cada vez se vendan menos periódicos" porque no cuentan bien los "grandes" avances impulsados por ZP. Con unas cuantas como Regás la coartada navarra no sólo le saldrá bien a Zapatero, sino que hasta le sobra.

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