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Isabel Durán

La mirada de las víctimas

aunque Zapatero no les mire a los ojos, sus miradas traslucían el dolor de la traición por parte del Gobierno y del partido que les ha vendido, a cambio de mantenerse en el poder.

El presidente del Gobierno ha perdido una oportunidad de oro de levantar la cabeza desde su escaño en el hemiciclo y "mirar a los ojos" a las víctimas del terrorismo que han asistido a la votación de su propuesta de resolución para que el Parlamento apruebe la negociación con la ETA y por tanto, la claudicación ante la derrota del terrorismo.
 
José Luis Rodríguez Zapatero ha evitado alzar la vista para decirles a las víctimas, "mirándoles a los ojos" como a Zerolo, que las bombas de ETA no son tales, que son sólo artefactos; que su política de diálogo lo es sólo para con los terroristas y no para con sus víctimas; que el aplauso de Otegui a su plan es el aplauso de los demócratas; para decirles que los crímenes de los terroristas que segaron la vida de sus familiares y las suyas propias, no han merecido la pena.
 
El presidente del Gobierno, que sigue sin condenar las cuatro últimas bombas de ETA, ni tan siquiera ha tenido a bien dirigir una breve, escueta y cordial mirada a las víctimas del terrorismo. El presidente sólo mira a los ojos a quienes han convertido España en una pesadilla, en un mal sueño. A los que han puesto al Estado de rodillas.
 
Los rostros de la veintena de víctimas que ha asistido a la votación de las Cortes reflejaban la imagen de una desolación y tristeza infinita. Y aunque Zapatero no les mire a los ojos, sus miradas traslucían el dolor de la traición por parte del Gobierno y del partido que les ha vendido, a cambio de mantenerse en el poder.
 
Hoy, en la tribuna de invitados del Congreso de los Diputados, sobraban las palabras. Las miradas hablaban.

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