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Isabel Durán

Zapatero y ETA están en nuestras manos

Zapatero, afortunadamente, poco más puede hacer. No podrá entregar Navarra, es decir, el "compromiso adquirido" número cuatro, si los navarros no le votan.

Nunca antes como ahora había sentido la imperiosa necesidad de acudir a las urnas y ejercer a conciencia el derecho de sufragio. Cuento los días que faltan para acudir a votar a sabiendas de que el futuro está en mis manos y en las de cada uno de los españoles. Porque todo es susceptible de empeorar, pero también de ir a mejor. El próximo domingo 27 de mayo, cuando se cierren los colegios electorales a las ocho de la tarde, España, que es lo que está en juego, será lo que nosotros queramos que sea. Ni más ni menos.

Es cierto que tras la masacre del 11-M y la gigantesca orgía de confusión, odio y manipulación organizada por el PSOE y sus tentáculos se sembró una marea de ansiedad por el cambio que concluyó con un éxito sin paliativos de los terroristas. Y con ellos, el de José Luis Rodríguez Zapatero. Una conjunción de intereses única en la historia de las democracias que consiguió echar a los conservadores de una victoria segura.

Para todos aquellos para los que ZP fue una suerte de esperanza en el cambio, hoy, tres años después, ya saben en qué consistió su opción. Nada de lo que hizo desde su primer día de mandato lo llevaba en su programa electoral. Por incumplir, incumplió hasta su promesa de esperar una resolución de Naciones Unidas para sacar a los soldados de Irak. Una alternativa, la de Zetapé, convertida en tres años de tramposa y mentirosa realidad cotidiana.

Y es que desde la llegada de Rodríguez Zapatero a la Secretaría General del PSOE, su partido habló con los terroristas en secreto y a espaldas de todos, incluidos los dos muertos socialistas. Los etarras han anunciado un serial de datos. La primera entrega, publicada con pelos y señales en su diario de cabecera, no deja lugar para la duda: mientras los terroristas asesinaban, Zapatero asumía el "conflicto político" con los pistoleros y sacaba el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo con el PP.

Veintisiete muertos hemos sufrido desde entonces y aún habrá más. A contrarreloj mendiga el presidente, tras la felicidad anunciada y contestada con la T-4, que no pongan bombas a cambio de que De Juana incumpla la condena del Tribunal Supremo, el fiscal no acuse a los terroristas y que estos se instalen cómodamente en las instituciones. Pero Zapatero, afortunadamente, poco más puede hacer. No podrá entregar Navarra, es decir, el "compromiso adquirido" número cuatro, si los navarros no le votan.

De cada uno de nosotros depende el futuro de cada rincón de España. La victoria del cordón sanitario y de la persecución y el acoso a la mitad de los españoles o el regreso a la tolerancia, a la democracia y al acorralamiento político y judicial a los etarras. A la ETA le interesa que gane Zetapé. Cada voto al Partido Popular nos hará más libres. No es tiempo de silencios ni de mirar para otro lado. Es tiempo de votar. Zapatero y ETA están en nuestras manos.

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