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PROTESTA EN SOTO DEL REAL

División en el frente carcelario de ETA por la desobediencia de algunos presos a las consignas

Cerca de treinta presos de ETA encarcelados en la prisión madrileña de Soto del Real están llevando a cabo protestas diarias para exigir una celda individual para todos ellos. Sin embargo, esta presión que lidera uno de los pistoleros más sanguinarios de la banda, Francisco Múgica Garmendia, “Pakito”, no está siendo secundada en el resto de cárceles. Además, ha encontrado la oposición de algunos de sus compañeros de prisión.

L D (Agencias) Desde el pasado mes de noviembre, y a las órdenes de Pakito, cerca buena parte de los presos etarras ingresados en la prisión de Soto del Real, en Madrid, están secundando una protesta para exigir celdas individuales. Los internos se niegan bajar al patio y sólo salen de sus celdas para desayunar, comer y cenar. De esta forma incumplen una de las normas penitencias de la prisión, que establece que los presos deben pasar el día en las zonas comunes, los centros de trabajo o en el patio. Además, tratan de boicotear el recuento diario ausentándose de las celdas en el momento en el que los funcionarios revisan las celdas.

A pesar de las llamadas de Pakito al resto de presos etarras para mantener la cohesión, lo cierto es que no todos los internos de la anda están secundando estas protestas. Uno de ellos es Kepa Pikabea, con una veintena de crímenes a sus espaldas e implicado en el intento de asesinato del Rey en 1995. Pikabea, según publica este martes el diario El Mundo , no ha secundado ninguno de estos plantes y vive al margen de las consignas de Pakito. En la misma situación se encuentra Santi Potros, que ordenó el atentado del Hipercor de Barcelona en el que murieron 21 personas. Apenas mantiene relación con Pakito y más de una vez se ha mostrado contrario a las tesis que trata de imponer en el frente carcelario.

Esta no es la única división que ha quedado patente entre los presos de ETA. A pesar de que había dado muestras de una unidad indiscutible, el frente tiene más de una fractura. Quedó constatado hace algo más de un año cuando algunos miembros de la banda optaron por solicitar la reducción e sus penas por trabajos en prisión. De esta forma rompieron con una de las reglas que impone la dirección etarra: rechazar cualquier beneficio penitenciario del “represor sistema carcelario”.


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