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Jaled Abu Toameh

¿Cuándo escucharán Obama y Occidente a Hamás?

La solución de dos Estados no es una receta válida para la paz entre Israel y los palestinos.

La solución de dos Estados no es una receta válida para la paz entre Israel y los palestinos.
EFE

Mientras el presidente Barack Obama y el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu hablaban el lunes sobre la solución de dos Estados durante su encuentro en la Casa Blanca, el movimiento palestino Hamás reiteraba sus intenciones de destruir Israel.

El anuncio de Hamás demuestra que la solución de dos Estados no es una receta válida para la paz entre Israel y los palestinos. También prueba que todos los que han estado hablando de un cambio en la postura del movimiento respecto al Estado judío siguen viviendo un espejismo.

Durante la reunión entre Obama y Netanyahu, Musa Abu Marzuk, un alto cargo de Hamás, realizó unas declaraciones en las que afirmó:

Nunca negociaremos con la entidad sionista y jamás reconoceremos su derecho a existir. Seguiremos resistiendo contra ella hasta que desaparezca, les guste o no. Los soldados de Qasam [el brazo armado de Hamás] fueron creados para liberar Palestina, aunque algunos hayan reconocido a Israel. Queremos un Estado desde el río [Jordán] hasta el mar [Mediterráneo].

Los comentarios de Marzuk son una respuesta a las declaraciones realizadas por Mahmud Abás, presidente de la Autoridad Palestina, durante un encuentro con periodistas egipcios celebrado en El Cairo el pasado domingo por la noche.

Abás dijo a los periodistas que Hamás e Israel estaban celebrando "negociaciones directas" para establecer un Estado palestino en la Franja de Gaza y partes de la egipcia península del Sinaí. Abás afirmó que el derrocado presidente egipcio Mohamed Morsi habría ofrecido anexionar 1.000 kilómetros cuadrados del Sinaí a la Franja, una oferta que él (Abás) rechazó categóricamente.

Las últimas amenazas de Abu Marzuk de eliminar Israel no sólo van dirigidas contra Abás, sino contra el presidente Obama y todos aquellos miembros de la comunidad internacional que siguen apoyando la idea de establecer un Estado palestino junto a Israel. Lo que tanto él como otros dirigente de Hamás están diciendo está muy claro: aunque se establezca un Estado palestino en la Margen Occidental, la Franja de Gaza y Jerusalén Este, Hamás y otros palestinos seguirán luchando hasta que Israel sea destruido por completo.

En otras palabras: Hamás esta declarando abiertamente que utilizará cualquier futuro Estado palestino como plataforma desde la que atacar y eliminar Israel. Pero es evidente que el mensaje del movimiento islamista no ha llegado a la Casa Blanca ni a otros Gobiernos occidentales, donde los políticos siguen enterrando la cabeza como avestruces y se niegan a ver y oír lo que dicen ciertos palestinos.

Hamás y muchos palestinos más se oponen radicalmente a una solución de dos Estados: creen que Israel no tiene derecho a existir –punto– en esta parte del mundo. La única solución que están dispuestos a aceptar es una en la que Israel sea borrado del mapa.

Hamás no es un pequeño partido de los territorios palestinos al que se pueda despreciar por considerarlo insignificante. Es un gran movimiento islamista, una rama de los Hermanos Musulmanes que controla toda la Franja de Gaza, con una población de 1,8 millones de palestinos. Tiene sus propias fuerzas de seguridad, milicias, armas e instituciones de Gobierno.

Tras su violenta toma del poder en la Franja en 2007, Hamás y sus aliados políticos han convertido el enclave costero en un emirato islamista semiindependiente.

Desde entonces el movimiento ha empleado Gaza como plataforma desde la que atacar Israel con decenas de miles de cohetes y misiles. Y los dirigentes de Hamás han reiterado que su principal objetivo es liberar no sólo la Margen Occidental y Jerusalén Este, sino toda Palestina. En resumen: quieren sustituir Israel por un imperio islamista en el que se permitirá que los no musulmanes vivan como minoría.

Hamás considera que todos los judíos son colonos y colonialistas que viven en asentamientos como Beersheba, Rishon Lezion, Ashdod y Bat Yam. No distingue entre un judío que viva en Maaleh Adumim o Gush Etzion (en la Margen Occidental) y uno que viva en Tel Aviv, Haifa o Ramat Gan. Por eso los medios y dirigentes del movimiento islamista palestino se refieren a Beersheba y Raanana, situadas dentro de las fronteras anteriores a 1967 como ciudades ocupadas.

La Administración Obama y los Gobiernos occidentales pueden hablar cuanto quieran de la solución de dos Estados. Pero mientras sigan negándose a escuchar lo que dicen Hamás y otros palestinos continuarán engañándose y viendo espejismos. Incluso si el presidente Abás accediera a un Estado palestino con las fronteras anteriores a 1967, nunca podría convencer a Hamás, a la Yihad Islámica y a muchos otros palestinos para que reconocieran el derecho de Israel a existir.

En las actuales circunstancias, con Hamás y otros palestinos soñando con la destrucción de Israel, hablar de una solución de dos Estados no pasa de ser una broma.

La Administración Obama y el resto de la comunidad internacional también tienen que entender que la solución de dos Estados ya se ha llevado a la practica. Al fin y al cabo, los palestinos tienen dos Estados propios: uno en la Franja de Gaza y otro en la Margen Occidental. El de Gaza está controlado por gente que no es muy diferente del Estado Islámico y de Al Qaeda, mientras que el de la Margen Occidental es dirigido por un presidente que ha iniciado el undécimo de sus cuatro años de mandato y que por eso no es considerado un líder legítimo ni siquiera por su propio pueblo. Es una realidad que el mundo entero, incluido Israel, tendrá que convivir durante muchos años.

Es hora de que el mundo deje de escuchar sólo al presidente Abás y a Saeb Erekat y de que empiece a prestar atención a lo que dicen sin cesar muchos otros palestinos, como los de Hamás, respecto a su compromiso de destruir Israel.

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