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Análisis

La ilegalización

Batasuna votará PNV

Por Javier Somalo

Al asumir el programa electoral de EA en las pasadas elecciones vascas, el PNV se quitaba la careta definitivamente. Begoña Errazti, la presidenta del partido que ayuda a Ibarretxe, gritaba y coreaba “¡Independencia!” el mismo día en que se conocían los resultados del 13 de mayo. Y eso es lo que persiguen. El fin de ETA es otra cosa.

EA nunca ha escondido que si existen es sólo para lograr la independencia. Atrás queda la escisión con el PNV y ahora vuelven a ser uno. La prueba es que Joseba Azkarraga está en Vitoria como responsable de Justicia y con el papel de no dejar que Garzón, los fiscales o todo el Congreso de los Diputados consigan quitarle a ETA el parapeto político y económico que le brinda Batasuna. Desde que se inició la única estrategia seria de nuestra historia para acabar con el terrorismo, PNV y EA se han puesto a trabajar para que Otegi no se sienta solo. Los votantes de Batasuna seguirán acudiendo a las urnas. Es una realidad indiscutible que conocen muy bien Egibar, Balza, Azkarraga, Arzalluz e Ibarretxe. La alternativa de Aralar –rama escindida de Batasuna– es insignificante, casi simbólica. Pero la radicalización del PNV-EA con el apoyo interesado de Javier Madrazo, se abre como un horizonte electoral que no hay que desdeñar. Muchos radicales batasunos se tragarían el sapo y votarían por el proyecto independentista del PNV, cada vez más parecido al de Otegi. Ahora hay más cercanía que nunca gracias, sobre todo, al ala más abertzale del partido. La de Estella, es decir, la de Egibar.

Con la sugerencia –más bien anuncio de luz verde– de convocar manifestaciones de apoyo a Batasuna y de albergar la opción política de Otegi en sus listas electorales, Egibar abre un nuevo proceso que explica la estrategia a largo plazo de Ibarretxe: cumplir la Ley de momento dejando que PNV-EA hablen y capten votos y esperando una llegada del PSOE al poder. Así, socialistas como Maragall pedirán gestos políticos a Aznar porque Ibarretxe es leal con las instituciones. Una vela a Dios y otra a Otegi. Mientras Balza mandaba a la Ertzaintza a cerrar sedes (en cumplimiento de un auto ejecutivo judicial), Rafael Larreina anunció que su formación impulsará la creación de una Ley de partidos vascos que permita la entrada de Batasuna. También desde EA, Azkarraga habló de “fecha negra para la democracia” en referencia a la suspensión decretada por Garzón y puso todo su empeño en descuartizar el trabajo del juez pidiendo incluso, como ha hecho este miércoles, que actúe el CGPJ.

Lo advirtió coreando Begoña Errazti, acompañada de Arzalluz e Ibarretxe, aquella noche del 13 de mayo de 2001: Independencia. Ahora, con los batasunos alojados en las siglas de PNV-EA, lo ven más cerca.

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