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Javier Somalo

Putin, hombre muerto

Abortada por corajuda resistencia la invasión relámpago y lanzadas todas las alertas nucleares Putin sabe que es hombre muerto. No hay otro final.

Abortada por corajuda resistencia la invasión relámpago y lanzadas todas las alertas nucleares Putin sabe que es hombre muerto. No hay otro final.
Una manifestación prorrusa en Belgrado. | EFE

La vida de Volodímir Zelenski pende de un hilo porque Vladimir Putin hace tiempo que le puso precio a su cabeza. Pero a estas alturas lo más probable es que la de Putin sea mucho más cara. Llegados al punto de la invasión total, del bombardeo y la toma de centrales nucleares y de la muy explícita amenaza de "guerra mundial nuclear y devastadora" expresada por el ministro Lavrov, la única solución es que esta invasión que el sátrapa ruso presumía corta y ante un Occidente arrodillado acabe con el propio Putin en el Averno. Él o nosotros.

Europa parece que ha abierto un ojo, como si quisiera desperezarse de la siesta de la Historia. Todavía no tiene consciencia ni orientación plenas pero el ruido del vecino le ha obligado a cambiar de postura en el sofá del apaciguamiento, aquel en el que durmieron a pierna suelta los Neville Chamberlain de Hitler, los Frossard y Cachin de Lenin, los mayordomos del totalitarismo que nació para todos —también para Hitler— en 1917 tras engendrarse durante el Terror revolucionario francés del XIX.

Todos son herederos de 1917, fecha que celebran, que siguen celebrando en el siglo XXI, pese a los muertos —más de cien millones y con pretensiones de crecimiento— que supone. Pues Ucrania es el sangriento paradigma y el Holodomor, un término demasiado desconocido, ajeno, ficticio o, en todo caso, arcaico, gracias a la inmutable propaganda de lo correcto que reina en los libros, en los medios de comunicación o en el cine. Nuestro consentimiento es cada día más culpable.

Para Wikipedia Fidel Castro no fue un dictador —"fue un abogado, político y guerrillero marxista cubano" — pero Batista, sí. Augusto Pinochet Ugarte fue "un militar, político y dictador chileno" pero Hugo Rafael Chávez Frías fue "un político y militar venezolano". Xi Jinping, además de presidente de China "es un político e ingeniero químico chino, que actualmente ejerce como secretario general del Comité Central del Partido Comunista de China" y Nicolás Maduro Moros, además de presidente de Venezuela "es un político, diplomático y dirigente sindical venezolano". Los hay empeñados en que la izquierda no parezca nunca una dictadura cuando lo cierto es que el comunismo es la doctrina perfecta, la más desarrollada y mejor documentada para serlo; es que no tiene otra vía para hacerse realidad.

El comunismo trae muerte. A la ya conocida trayectoria añadamos que recientemente, por acción u omisión, nos arrasó con una pandemia desde China y ahora, mientras mata ucranianos, nos quita el sueño con la amenaza de una escalada nuclear letal desde Rusia. Si hay tendencia habrá que pensar en cortarla. De nuevo Zelenski: "Si Ucrania cae, Europa caerá". Que es como decir Occidente. Y gracias a la lógica valiente y aplastante del que resiste, de Zelenski y lo suyos, también cabe decir que si Ucrania no cae es porque es Putin el que ha caído. El presidente ucraniano teme por su vida y con razón porque ya han intentado asesinarlo varias veces. Abortada por corajuda resistencia la invasión relámpago y lanzadas todas las alertas nucleares Putin sabe que es hombre muerto. No hay otro final.

España ante el horror

España es un país de la Unión Europea y de la OTAN que tiene comunistas prorrusos -pro-soviéticos sería más exacto- en su Gobierno. No es broma o exageración, son políticos de un partido que ha cobrado nómina por asesorar a Hugo Chávez o al Nicolás Maduro que apoya, alienta y adora a Putin. No hay desgracia completa sin colaboracionismo y para eso siempre sobran candidatos.

Esta vez no nos han vendido iconos en los medios. Algo habrán hecho estos ucranianos si apenas merecen una imagen de poster al morir. Lo más importante que se acerca es el 8-M, genuino producto nacional que exportamos como nadie. ¿Ucrania? Con perspectiva de género, como mucho. Por si alguien piensa que este infierno le es ajeno al carecer de referencias icónicas de la izquierda, pueden acercarse a Victoria, ucraniana de 26 años enterrada en un bunker de Kiev. Lo estará también mientras otras corearán consignas de lucha contra la opresión heteropatriarcal por las tranquilas calles de España.

Los de Podemos fingen cierta incomodidad con Putin pero decididamente no están contra la invasión sino contra la guerra, o sea contra la respuesta defensiva armada de Ucrania, proyección del capitalismo. Contra Victoria y contra su novio, que ha tenido que empuñar armas, esperemos que más modernas que las partidas sobrantes enviadas a regañadientes por España, descatalogadas hasta para nuestras tropas.

Pero qué sería de nosotros si el gobierno de España estuviera ahora en manos del PP y no digamos con Vox: "Asesinos", "nuestros muertos, vuestras bombas". "Vosotros fascistas sois los terroristas". Y sangre, mucha sangre artificial tipo performance antitaurino en calles y plazas. Porque estos no se chamuscan en los incendios del cambio climático ni mueren en guerra alguna aunque se la achaquen a capitalismo carnívoro. Protestan, chillan y se van al Burger a tuitear mentiras con el iPhone. Pues esta guerra de invasión sí que es suya, lleva sus nombres en los títulos de crédito y el sello de la productora, que es la hoz y el martillo. Están con Putin y contra de Ucrania. Con Putin y en contra de Europa, de Occidente. Con Putin y contra las personas, contra la democracia.

¿Qué vida vale más? ¿La de Zelenski —las de todos nosotros— o la de Putin?

Los oligarcas multimillonarios comunistas que pagan cajas de resistencia para Putin, bien pueden costear su eliminación para seguir siendo millonarios, que es lo realmente importante de ser comunista. Y si no, pues que llegue de otra forma menos paradójica siempre que sea cuanto antes. Si Europa despierta del todo de la siesta de la Historia, podría ser más fácil. Pero lo del perro y la rabia, suele ser cierto en estos casos.

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Después de lo principal, las armas para defenderse, se puede ayudar a Ucrania de muchas formas pero la principal es sintiendo su miedo y su valentía como propios. Su causa debe ser la nuestra; no es un "conflicto" lejano, es el comunismo abriéndose paso una vez más. Por eso también hacen falta las cosas más esenciales. Podemos contribuir materialmente de diversas maneras:

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