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Javier Somalo

Irene y sus hermanas

¿Cuántas mujeres hay que no te creen, hermana Irene, y que no se sienten en absoluto representadas como deberían estarlo por un servidor público?

¿Cuántas mujeres hay que no te creen, hermana Irene, y que no se sienten en absoluto representadas como deberían estarlo por un servidor público?
Irene Montero abraza a la directora del Instituto de las Mujeres, Antonia Morillas | EFE

La ministra Nadia Calviño no quiere aparecer en fotos sólo con hombres… pero todos los hombres —y mujeres y diversos— buscan una con Ayuso. Ambas pueden estar solas entre hombres por muy diferentes motivos y porque la izquierda suele pregonar lo que la derecha ya tenía resuelto años atrás. Pasaba con Esperanza Aguirre, Loyola y Ana de Palacio, Luisa Fernanda Rudi, Rita Barberá, María Dolores de Cospedal, Soraya Sáenz de Santamaría, Ana Pastor, Lucía Figar, Ana Botella…

Sí, también Ana Botella, "una mujer cuya única fuerza proviene de ser esposa de su marido", como dijo Pablo Iglesias antes de conocer a Irene Montero o a Tania Sánchez, a la que preguntaron si se veía como primera dama o presidenta de la República. Sí, Ana Botella, la alcaldesa licenciada en Derecho, Técnico de la Administración Civil del Estado por oposición en 1977, que trabajó como tal en los ministerios de Interior y Obras Públicas, además de en el Gobierno Civil de Logroño y en la delegación de Hacienda de Valladolid. Siendo "sólo" Ana Botella.

Tal y como lo cuenta Graciano Palomo en El vuelo del Halcón (Temas de Hoy, 1990), fue el 27 de enero de 1979 en la sede provincial de AP de Logroño, para más señas, "a las seis y cuarto de la tarde", cuando un joven con bigote y melenita llamó a la puerta:

—Buenas, me llamo José María Aznar, soy inspector de Hacienda aquí en Logroño, y vengo a afiliarme a Alianza Popular.

Y hasta hoy. En algunas crónicas biográficas se dice que Ana Botella ingresó en Alianza Popular en 1978. Palomo asegura que fue "unos días después" de aquella entrada triunfal del joven en la sede de Logroño. En cualquier caso, Aznar no "metió" a Ana Botella en el partido o en política. Como mucho la animó a inscribirse cuando tenía el mismo poder —seguramente menos— que el portero de la finca en la que estaba la sede riojana.

Pero según el novio camarada de la ministra de la Igualdad, la del sí es sí, la del protectorado matriarcal o matriarcado protector… Ana Botella apenas es "una mujer cuya única fuerza proviene de ser esposa de su marido". Qué cruel es el devenir. Qué enorme condena dejó Iglesias para su compañera con una frase tan desacertada para la víctima de entonces y tan certera hoy y en su casa. Y, desde luego, con mucha menor relevancia en la procedencia de esa supuesta fuerza original. Por cierto, Tania Sánchez no anduvo desacertada del todo en su respuesta a la estúpida pregunta. Iglesias la condenó al gallinero del Congreso después de absorber IU para su Podemos.

Irene Montero habla deprisa sin decir casi nada salvo improperios, injurias y difamaciones. Pero siempre deprisa, para confundir la velocidad con la fluidez. Al final de cada intervención habrá empleado muy pocas palabras distintas, porque prefiere repetir lemas, latiguillos y morcillas aprendidas que le permitan tener mucho tiempo la palabra —inconexa— y siempre, siempre muy deprisa. ¿Lecturas? No se le notan. ¿Conocimientos administrativos? Se los reclaman con urgencia. ¿Experiencia gestora? Cajera en un Saturn. ¿Es esto indecoroso? Es la realidad, no más: Botella era alta funcionaria por oposición y ella llegó del centro comercial al Ministerio y de una tienda de campaña a una finca de siete dígitos. ¿Machismo, elitismo quizá? De nuevo la realidad: en otros sitios más serios exigen experiencia demostrable. A hombres y a mujeres, hagan lo que hagan. Y no llega para chalet de lujo setentero. ¿Podría ser Irene Montero "una mujer cuya única fuerza proviene de ser esposa de su marido"? Se lo espetaron a Ana Botella… yo sólo pregunto si aquella afirmación es regla aplicable a otros casos. Aun así, sería lo menos grave.

Un maltratador pederasta condenado y una madre protectora

El escándalo mayúsculo ha llegado con el caso Infancia Libre y el indulto a su expresidenta María Sevilla, condenada por secuestrar a su hijo y arrancárselo a su padre, Rafael Marcos, durante siete años.

La "madre protectora", según Montero, atesora seis denuncias falsas contra el padre por abusos sexuales hacia el menor, su hijo, que no hubo. La historia del chaval y de una niña que Sevilla tiene con otra pareja, víctimas de la secta a la que pertenece su madre y que elogia la ministra, es de sobra conocida: dos años les buscó la Policía hasta que fueron hallados en una finca rústica. No habían sido vacunados, no estaban escolarizados, leían frases de la Biblia escritas en las paredes. La Guardia Civil dijo que la pequeña, de cuatro años, "olisqueaba el aire" y hacía "ruidos guturales". Fue condenada a prisión. Ha sido indultada por el Gobierno que, además, ha hecho un alegato parcial, acusatorio y sesgado que merece una inmediata revisión penal. Lo extenso y ofensivo de la cita es necesario. Son las palabras de Irene Montero. Sirvan para ahorrar trabajo de transcripción a los abogados:

Es de Justicia, nunca mejor dicho, empezar celebrando ese indulto parcial que le hemos concedido a María Sevilla y la voluntad de este Gobierno, cada vez más firme, para proteger a todas las madres protectoras. Como sabéis, las madres protectoras sufren injustamente, y en muchos casos suponiendo una vulneración de muchos de sus derechos, la criminalización y la sospecha por parte de la sociedad cuando lo que están haciendo no es otra cosa que defenderse a sí mismas y defender a sus hijos e hijas frente a la violencia machista de los maltratadores. Por eso es tan importante que el Estado salde la deuda que tiene con las madres protectoras, que hagamos políticas públicas que garanticen que los maltratadores no pueden asesinar a sus hijos e hijas, que no pueden vulnerar los derechos de esas mujeres y, por tanto, que somos capaces de proteger de forma efectiva a las madres protectoras. En este caso le debíamos ese indulto parcial a María Sevilla. Creo que es otra nueva victoria de las feministas porque cuando en este país ninguna institución y ninguna política pública respaldaba las madres protectoras, sí que había mujeres, pocas, cada vez más, defendiendo con pancartas, con su mano tendida, con su apoyo con sus asociaciones feministas, poniendo dinero de su bolsillo, poniendo el cuerpo, exponiéndose a la criminalización, para decir ‘no estás sola, yo si te creo’ y vamos a caminar juntas hasta que las instituciones protejan de forma efectiva a todas las madres que se están defendiendo a sí mismas y también a sus hijas e hijos frente a la violencia machista. Así que, enhorabuena colectiva porque ese indulto. Por supuesto que es victoria de María pero también una victoria de todo el movimiento feminista y aquí está este Gobierno de coalición feminista para saldar esa deuda que las instituciones tenemos con las madres protectoras.

La horrenda soflama debería convertirse en testimonio. Y las alabanzas posteriores de la prensa, también. Es el caso de Ana Pardo de Vera, directora del diario Público, que, salvo que rectifique contundentemente aludiendo equivocación de caso, desinformación crónica o paroxismo, tendrá que responder ante la justicia por acusar al padre, a Rafael Marcos, de "pederasta". El padre, de momento, no ha sido condenado por delito alguno.

Una ley para hermanas en la fe (comunista)

Entre otras muchas cosas, también deberemos a Irene Montero que una chica de 16 años que necesita un permiso firmado de sus padres para ir con el cole al Museo del Traje pueda abortar sin necesidad de un consentimiento parental, sin decirles nada.

Y también que el consentimiento en una relación sexual constituya prueba de cargo en un posible caso de agresión sexual. ¿Acta coital?, prepárense los notarios. No tardarán en ofrecernos una app que facilite la normalidad de la Ley Montero del "sólo sí es sí" o del "yo sí te creo, hermana", que al final es la ley del "malditos bastardos". Dicen las irenistas, con muy mala educación, que si les apetece ya lo harán saber, que no es tan difícil. Pero si luego mienten y yo sí te creo, ¿cómo se documenta el consentimiento? Lo dice la ley:

Sólo se entenderá que hay consentimiento cuando se haya manifestado libremente mediante actos que, en atención a las circunstancias del caso, expresen de manera clara la voluntad de la persona.

La queja de CGPJ fue tan nítida como inútil:

Se alteran de forma sustancial las normas sobre la carga de la prueba en el proceso penal.

Pero está todo pensado y para evitar el llanto y el rechinar de dientes, la ley prevé librarnos a los medios de comunicación de la tentación de no creer. Así, contempla:

Formación del personal de los medios de comunicación con el fin de capacitarlo para informar sobre las violencias sexuales con objetividad, sin estereotipos de género, con pleno respeto a la dignidad de las víctimas y su derecho a la libertad, el honor, la intimidad, la propia imagen y la protección de datos.

Lo que viene a ser la reeducación comunista de toda la vida, ya sea en Laogai, Gulag u otras granjas humanas, que esas si las saben masificar como nadie. La secta en la que han convertido al feminismo es el peor retroceso sufrido en la lógica lucha por la igualdad entre sexos, que no llevaba mal camino.

¿Qué clase de feminismo descarta a las mujeres (¿muchas, la mitad, más de la mitad?) que no comparten la segregación propuesta, incluido el amparo del crimen "protector" contra los hijos? ¿Cuántas mujeres hay que no te creen, hermana Irene, y que además no solo no se consideran familia tuya sino que no se sienten en absoluto representadas como deberían estarlo por un servidor público? Y de los a priori culpables (ni siquiera presuntos) de tu Ley, todos los hombres, mejor ni hablamos. O sí. ¿Cómo puede una democracia con sistema de contrapesos permitir que salga a la luz una Ley con informes en contra que cambia la presunción de inocencia por la culpabilidad innata?

Que la crean sus hermanas y se encierren en sus sectas, pero que saquen a Irene Montero del ministerio, de cualquier cosa pública, porque el daño social ya entra en pronóstico reservado. A ver si hay suerte y la Justicia se entera de lo que está pasando antes de que la tomen al asalto

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