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Madrid

Javier Somalo

Madrid 2021 y el vínculo tenebroso

Todo lo que no sea Ayuso será Pablo Iglesias, el peor vínculo posible con el peor momento posible de España.

Todo lo que no sea Ayuso será Pablo Iglesias, el peor vínculo posible con el peor momento posible de España.
Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados el pasado 14 de abril. | EFE

Un mitin de Pablo Iglesias en la madrileña calle de Serrano jamás requeriría los servicios de los antidisturbios… a los que sin duda enviaría el Gobierno de Sánchez y Marlaska por si alguna cacerola molestara o asustara al delicado e indemnizado marqués. Lo más seguro es que no le dejaran hablar mucho. Pero nadie trataría de asesinarlo.

Está claro que las cosas no son iguales para todos y que el Gobierno, y muchos medios de comunicación, quieren que este esquema parezca lógico. Si habla Abascal es más normal que vuelen botellas y piedras. Mucho más todavía si el mitin se celebra en Vallecas, que se supone que es de izquierdas y ay de quien reniegue. Así que, como dijo el ex vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, ahora candidato a presidir la Comunidad de Madrid:

“Desde aquí mi cariño y felicitaciones a la que gente que demostró que Vallecas es un barrio tolerante y no acepta el fascismo, el racismo y la homofobia y a los hinchas de un equipo de fútbol que son un ejemplo de defensa de valores solidarios y antifascistas, que son de lo mejor de nuestra ciudad”.

Que lo sepa el policía pateado —imagen siempre estimulante para Iglesias como él mismo ha reconocido—, que sepa que no le aceptan en Vallecas por fascista, racista y homófobo y que si vuelve le espera lo que le espera de ese barrio tolerante, valladar de cualquier allanamiento antidemocrático derechista.

No es cosa sólo de Iglesias, que quiso vivir en un pisito en Vallecas… pero es que su “proyecto familiar” le llevó a una finquita en Galapagar aunque lo “peligroso” eran los pijos “que viven en chalés en Somosaguas y no saben lo que es el transporte público”. También opina lo mismo sobre las pedradas su presidente y socio Pedro Sánchez: Vox “va a Vallecas a montar bronca”. Lo dijo en el Congreso de los Diputados este pasado 14 de abril de 2021. Menuda fecha, claro:

“Este 14 de abril —dijo el presidente Sánchez— se cumplen 90 años de la proclamación de la II República. Los aniversarios nos sirven para reflexionar, para poder echar la vista atrás y poder comprobar que hay un vínculo luminoso con nuestro mejor pasado que debemos reivindicar”.

Y el que va a buscar bronca la encuentra y no cabe quejarse. Ya se va viendo más claro ese “vínculo luminoso con nuestro mejor pasado”, el suyo, desde luego, tan previo a la guerra, siempre tan cercano a unas elecciones irregulares, adversas o ambas cosas al tiempo. Porque España salta del 14 de abril de 1931, con los ojos vendados, hasta el 18 de julio de 1936.

Así nos pasan nuestra Historia por la pantalla, faltando diez o doce diapositivas de un total de veinte pero todas muy luminosas, casi tanto como las iglesias en llamas. Y por corta que se nos haga esa etapa, nadie se queja demasiado porque el 18 de julio hubo un golpe de Estado y punto. Lo que dijeran los propios republicanos —de izquierdas y de derechas— de la II República y, sobre todo, lo que dijeran las urnas entre el 31 y el 36 es para los muy cafeteros, normalmente fachas. Y ya se sabe lo que le pasa al que busca bronca.

Por no marear más la perdiz de las elecciones de 1931, que eran municipales pero trajeron la República, y por no ir más al golpe de 1934, derivado de las elecciones del 33, que desbancaban a las izquierdas, bastaría una simple parada en las elecciones de febrero de 1936 para añadir tres o cuatro diapositivas más a la bonita e incompleta historia de España. En ellas aparecerían actas electorales almacenadas para siempre, lacres rotos o burdas manipulaciones de números que te hacían un 8 de un 3 y la clarísima intención de la izquierda, del PSOE, de que la República no fuera un invento para todos, ni mucho menos, sino un Régimen en el que no cupieran derechas, liberales o católicos por muy republicanos que fueran. Está bien votar si es para confirmar un proyecto, no para dudar de él. Nuestro mejor pasado, según el presidente Sánchez, es ese que acabó en guerra porque la República sería de izquierdas o no sería. De lo más “luminoso”.

Lo que se proclamó ese 14 de abril de 1931 tras unas elecciones municipales que Alfonso XIII convirtió con su huida en un referéndum, que ni siquiera daba la victoria a los partidos republicanos salvo en las grandes ciudades, pudo ser muchas cosas. Pero “las izquierdas” y luego sobre todo el PSOE, argamasa del Frente Popular, quisieron que sólo hubiera una posibilidad: la suya. Cuando algo distinto a las izquierdas empezó a abrirse paso en unas elecciones, la República fue violentada (1934) y finalmente llevada a la guerra (1936).

Hoy recuerdan el que era su “mejor” pasado porque era su proyecto privado, ni siquiera el de media España. Y Madrid, con Pablo Iglesias de candidato, ha resultado ser el vínculo tenebroso noventa años después. Porque Madrid se sale de los planes de estas izquierdas que, como aquellas, sólo tienen planes para los muy afines. Porque Madrid baja impuestos, abre bares y vacuna mientras puede.

Todo lo que no sea Ayuso será Pablo Iglesias, el peor vínculo posible con el peor momento posible de España.

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