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Javier Somalo

Tapad la muerte del facha

Esto es España, la de antes y después del 155 que lleva un golpe de Estado a las urnas. A ver qué dicen en Bélgica.

 Esto es España, la de antes y después del 155 que lleva un golpe de Estado a las urnas. A ver qué dicen en Bélgica.
Víctor Láinez | Twitter

Una persona asesina a otra por la espalda de un golpe en la nuca con una barra de hierro. Tras el garrotazo, quizá ya mortal, la víctima es pateada en el suelo. Patada de gracia. Uno de los dos milita en la extrema izquierda y posa con banderas de la CNT, la hoz y el martillo. El otro luce tirantes con los colores de la bandera de España y posa con el yugo y las flechas. Dependiendo de quién haya sido el verdugo y quién la víctima tendremos resultados bien distintos: noticia en primera plana, manifestaciones, iniciativas políticas, condenas generalizadas y programas especiales de televisión o el más asqueroso de los silencios.

Si el muerto llevaba hoz y martillo o asimilados era un antifascista, un activista social o simplemente un joven brutalmente asesinado que ha dado cuenta del odio de la extrema derecha que, aunque no tenga partidos ni demanda de ellos, siempre está vigilante para acabar con las libertades que tanto trabajo ha costado conquistar. Lazos negros, minutos de silencio en toda España. Han matado a un joven por sus ideas, han truncado una vida llena de proyectos, la democracia es una broma de mal gusto. Un antifascista, por definición, jamás puede ser violento: existe porque el fascismo acecha por todas partes. La extrema derecha es el odio y la extrema izquierda el único remedio. Partidos y medios de la izquierda obligarán a la derecha a condenar el franquismo para que pueda librarse de una acusación de inducción al asesinato de la que, de todas formas, no se librará. Aquí o eres normal (izquierda) o eres franquista (derecha).

Si el muerto llevaba la bandera de España y no salía de un estadio, ojo: puede ser un facha y, de ser así, habría que matizar las condenas. Vaya, lo que sospechábamos: un día posó en una tasca con ambiente falangista y le va la Legión. Se lo ha buscado. Que no haya lazos. Que los minutos de silencio sean horas, días. De silencio de verdad. Al fin y al cabo han matado a un facha así que tocará condenar la violencia "venga de donde venga" porque está claro que tanto como la muerte no merecería pero lo mismo había votado a Falange. Claro que si era votante del partido de la "mala puta", casi peor porque esos pueden gobernar y ya se sabe que Albert es primo de Rivera. Partidos y medios de la izquierda harán la vista gorda pero aprovecharán para indagar en el pasado de la víctima y remozar el del verdugo. En la derecha debatirán sobre la necesidad de acabar con los símbolos que nos enfrentan porque ningún extremismo es bueno. Hay que romper esta espiral de odio: insultan a Iceta, se graban encima de un tanque, matan a uno en Zaragoza…

El muerto es Víctor Laínez y llevaba unos tirantes con los colores de la bandera de España. No se le conocen antecedentes delictivos ni actividad política concreta. El detenido por el asesinato es Rodrigo Lanza, militante de extrema izquierda con intensa actividad de proselitismo y condenado años atrás por dejar tetrapléjico a un policía de una pedrada. No estaban en una manifestación, no eran hinchas de equipos rivales, no era una quedada entre bandas. A Rodrigo no le gustaron los tirantes de Víctor porque llevaban los colores de su bandera y lo mató. ¿Qué hacemos ahora? ¿Cómo contamos esta historia? Esto es España, la de antes y después del 155 que lleva un golpe de Estado a las urnas. A ver qué dicen en Bélgica.

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