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Jeremy Slater

Decadencia económica alemana

La economía de Estados Unidos creció 7,2% en el tercer trimestre, su mejor desempeño en casi 20 años, pero la economía más grande de Europa está estancada: el año 2003 será el peor de la economía alemana desde 1993.
 
Según el Fondo Monetario Internacional, Alemania será la única economía grande que no crecerá este año. Y el reciente informe del Barclays Bank tiene peores noticias para los alemanes: según la tendencia actual, el Reino Unido se convertirá en la economía más grande de Europa para los 2020, lo cual no sucedía desde la última década del siglo XIX.
 
En los últimos tres años, la clase política alemana se ha dado cuenta que algo anda muy mal en la economía, la cual no sale de recesiones y estancamiento. El desempleo ha aumentado a 4,2 millones y alcanzará 5 millones el año próximo, mientras que el sector público está al borde de la bancarrota. La conclusión de los políticos de derecha y de centro izquierda es que hay que instrumentar medidas impopulares para salir de la situación. Lo que Alemania necesita es una Margaret Thatcher, con suficiente valentía y personalidad para imponer las reformas que la nación desesperadamente requiere. ¿Pero tiene Gerhard Schroeder el temple de la Thatcher?
 
Hasta la primavera pasada, Berlín trataba de ignorar la situación. Entonces fue cuando Schroeder, quien se ha convertido en el gobernante más impopular de Alemania desde la Segunda Guerra, introdujo varias reformas económicas. Pero su partido socialdemócrata SPD históricamente ha defendido el modelo social alemán creado en los años 50 y 60 con su apoyo. En dos ocasiones, Schroeder ha amenazado con renunciar para poder conseguir el apoyo de sus compañeros de partido. Pero la izquierda se sigue oponiendo a congelar las pensiones y a recortar los beneficios para los desempleados.
 
Ganar un voto de confianza en el SPD en junio no fue suficiente. Cuando llegó el momento de la votación sobre las reformas en la Cámara Baja (Bundestag), Schroeder tuvo que abandonar la Cumbre Europea reunida aquí en Bruselas para regresar de emergencia a Berlín, dejando al presidente francés Jacques Chirac encargado de defender los intereses alemanes. Chirac estuvo encantado de hacerlo.
 
Schroeder ganó la votación parlamentaria asegurándose que inclusive un congresista enfermo con cáncer acudiera a votar. Pero sus esfuerzos parecen haber sido una pérdida de tiempo porque los democratacristianos del partido CDU votaron contra las reformas en la Cámaras Alta (Bundesrat). Aunque ellos y sus compañeros del partido de la Unión Social Cristiana de Baviera apoyan el recorte del tope del impuesto sobre la renta de 48% a 42% y de la tasa inferior de 19% a 15%, quieren endurecer las reformas  exigiendo que los desempleados acepten trabajar por menos del salario mínimo. Los sindicatos se oponen a ello y probablemente habrá grandes huelgas.
 
Los analistas económicos también tienen sus reservas sobre el paquete de Schroeder, llamado la Agenda 2010. Aunque se inclina en la dirección correcta, es apenas el comienzo de la transformación requerida para promover el rendimiento económico alemán. Uno de ellos afirmó que “puede que sea un gran salto para la socialdemocracia, pero es apenas un pasito muy pequeño para Alemania”. El problema es que estas propuestas surgen luego de 20 años en que los congresistas han hecho extremadamente difícil administrar una empresa rentable en Alemania.
 
Los analistas también dudan que el SPD tenga intenciones de instrumentar las reformas requeridas y temen que Schroeder, después de lograr la aprobación de la Agenda 2010, regrese a sus andadas populistas para congraciarse con los sindicatos antes del inicio de la campaña electoral en 2006. La realidad es que Schroeder se parece mucho más a Bill Clinton que a Margaret Thatcher.
 
Jeremy Slater es Analista de TechCentralStation.com
 
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