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Joaquín Santiago Rubio

¿En qué consiste la negociación con ETA?

Todos los pasos de presión que el Gobierno está dando para amenazar a Batasuna con la aniquilación política (expulsión de las instituciones) son la imprescindible táctica dentro de la negociación.

Mayor Oreja ha acertado, una vez más, en su análisis. La maniobra que hay detrás de la actual política antiterrorista del Gobierno exige acciones de diverso tipo, tanto de presión como de mano tendida. Al público solamente se le muestra lo primero. Ya saldrán a la luz los contactos. El propio Rubalcaba está mostrando todos los indicios de que esa negociación se está dando:

  1. Ha exigido públicamente a Batasuna que bien condene a ETA, bien la convenza para que abandone las armas, y avisa de que no tiene una tercera salida. Las dos salidas que ofrece Rubalcaba suponen la salvación del brazo político de ETA y su integración en la legalidad. Y aquí radica el objetivo de la negociación. De los dos escenarios que ofrece Rubalcaba, el que más conviene al PSOE es el segundo: que Batasuna convenza a ETA de que abandone las armas. Haciéndolo así, no solamente se salva el nacionalismo radical (una nueva ERC, esta vez vasca) sino que el Gobierno se presentará en 2012 como el que acabó con ETA, no mediante la derrota militar completa sino mediante la combinación de derrota militar parcial y un acuerdo de última hora, menos honroso, pero también menos cruento. Así, el sacrificio final de la banda supondría el reverdecer del nacionalismo político radical. Y esto es lo que denuncia Mayor cuando dice que los proyectos de ETA- Batasuna y del PSOE convergen en un punto: en el de liquidar progresivamente el actual régimen político. A partir de 2011-2012, el PP vasco tendrá que despedirse de colaborar con el PSE-PSOE.
  2. Todos los pasos de presión que el Gobierno está dando para amenazar a Batasuna con la aniquilación política (expulsión de las instituciones) son la imprescindible táctica dentro de la negociación. Palo y zanahoria. Lo que Mayor denuncia es que está habiendo zanahoria para ETA y su entorno. Y que esa zanahoria, unida al palo de las amenazas y la actual presión policial y política, supone la existencia de una Batasuna sin terroristas. El Gobierno saldría muy reforzado. Todo esto es la cara de la negociación: presión, amenaza, promesa. Para que esto le salga bien a Zapatero es imprescindible que haya contactos con ETA en los que se les explique la intención de salvar la vida política del nacionalismo radical y de la conveniencia de que sea el PSOE quien continúe en la Moncloa. No creo que se tarde en confirmar este punto.
  3. Por último, podría decirse que si esos son los planes del Gobierno, ¿qué problema hay? Pues existirá el problema de que los momentos finales de la banda deberían abordarse con algunos indultos, lo que se presentaría como un precio asumible. Y otro problema: ¿merece la pena pagar el precio de una ERC vasca en la vida política de la próxima década? Al Partido Socialista, sí, sin duda, porque replicaría un escenario similar al de Cataluña, con un tripartito de izquierdas lejos de la actual molestia de tener que aguantar al PP vasco como compañero de viaje.

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