Menú
John Chappell

Emociones no justificadas

el nacionalismo siempre buscará un agravio. Aunque hoy en día en España vivimos mejor que nunca antes en la historia, su irracionalidad les llevará a quejarse de todo como siempre han hecho

Robert D. Kaplan, el ilustre periodista norteamericano, autor de varios libros y ganador de otros tantos premios, escribió en su libro "Los fantasmas de los Balcanes" allá por 1993: "Ahora que el comunismo ha caído y los soviéticos han sido expulsados, hay muchas emociones a rienda suelta en los Balcanes que han perdido su uso legítimo." Kaplan hablaba de los nacionalismos balcánicos, tanto viejos como nuevos, que aparecieron casi inmediatamente después del fin del imperio ruso y que causaron tanta muerte y destrucción.
 
La situación en España es semejante. España sufría muchos años de mal gobierno, especialmente entre el fin del siglo XVIII y 1975, y muchos españoles lo pasaron bastante mal durante aquella época. Así las cosas, no debe sorprender a nadie que se produjesen movimientos contra el poder establecido, ya que no dirigía bien el país. Los carlistas, los nacionales, los anarquistas, los falangistas, y todos los demás tenían como meta arreglar España; por supuesto, las soluciones milagrosas de cada grupo fueron equivocadas, pero había una justificación para buscarlas.
 
Lo que ocurrió en Cataluña durante los primeros tres cuartos del siglo XX, al igual de lo que ocurrió en el resto de España causó resentimiento. La diferencia entre Cataluña y el resto de España es que muchos catalanes canalizaron su disgusto con el status quo en el nacionalismo. Llegó a existir un importante movimiento popular allí cuyo apoyo al nacionalismo catalanista se convirtió en una cosa mucho más emocional que racional.
 
Pero a partir de 1975 España comenzó por primera vez a ser un país gobernado por los representantes de los electores bajo el estado de derecho. Los españoles ganaron los derechos de expresión, de confesión, de asamblea, de un juicio justo, y de hablar en el idioma que les daba la gana.
 
El nacionalismo catalanista se encontró en seguida sin argumentos racionales. Los catalanes ahora tienen su propio gobierno, su propia salud pública, su propia enseñanza, sus propios impuestos, su propia policía, sus propios juzgados, yad infinitum. ¿Qué más pueden querer? Nada, pero el nacionalismo siempre buscará un agravio. Aunque hoy en día en España vivimos mejor que nunca antes en la historia, su irracionalidad les llevará a quejarse de todo como siempre han hecho. El problema es que sus quejas ya no son justificadas, y espero que sepamos combatirlas antes de que nos lleven a los Balcanes de Kaplan.

En España

    0
    comentarios