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John Stossel

El Estado nos aboca a la quiebra

¿Cómo va la economía a enderezarse si el Gobierno está interfiriendo continuamente en su ajuste? De hecho, la situación de crisis actual se debe a sus intervenciones anteriores.

Si un atleta se lesionara y sintiera fuertes dolores, creo que todos estaríamos de acuerdo en que no deberíamos suministrarle calmantes para incitarle a que siga compitiendo. El dolor se puede enmascarar, pero a costa de que se agrave la lesión cuando los efectos de los anestésicos terminen.

Lo anterior constituye una buena metáfora de las políticas inflacionistas que la burocracia estadounidense está impulsando. Durante un cierto tiempo pueden "estimular la economía", pero sólo retrasando y agravando el necesario ajuste futuro, con pésimas consecuencias para todos los ciudadanos.

Aun así, parece que los políticos han olvidado el significado de la palabra prudencia y están manejando muy a la ligera planes de estímulo de doce ceros. El otro día, después de que Paulson cambiara por enésima vez de estrategia ante la crisis, anunciando que la Reserva Federal destinará 800.000 millones de dólares más para conceder nuevos préstamos y adquirir deuda, el New York Times informó de que los "funcionarios del Tesoro y de la Reserva Federal han anunciado que tienen pensado llegar aún más lejos en sus planes". Y esto a pesar de que hasta ahora ya se han comprometido más de siete billones de dólares.

La Reserva Federal ya había desistido en su intento de incentivar que los bancos se prestaran entre sí. Sin embargo, según el Times, la Fed "está subvencionando directamente los préstamos hipotecarios para reducir los tipos de interés a través de la inyección de grandes cantidades de dinero, lo que terminará disparando la inflación". No es broma.

Cuando escuchamos que la Reserva Federal está haciendo esto o aquello, deberíamos tener siempre presente que este tipo de agencias gubernamentales están dirigidas por simples mortales que carecen de la información y de la capacidad suficientes para "reparar" algo tan complicado como al economía (si bien no les falta pericia para arruinarnos a todos).

En un mercado libre, los precios deberían servir para algo más que para indicarnos cuánto tenemos que pagar por los bienes que compramos. En realidad, son parte de un complejísimo sistema de información que nos señala la escasez relativa de los recursos, de la mano de obra, de los bienes de consumo y de la intensidad de la demanda de los consumidores. Sin precios, la coordinación económica sería imposible, como explicó Ludwig von Mises para el caso de las economías centralizadas.

La queja más frecuente con respecto a la inflación es que los precios suben; sin embargo, resulta igualmente preocupante que los precios relativos se modifiquen al emitir nuevo dinero, pues esto destruye los mensajes del mercado. Escribe Mises: "Las alteraciones en los precios provocadas por la inflación empiezan sólo en algunos bienes y servicios, y poco a poco va teniendo lugar un cambio en el nivel de riqueza e ingresos entre los distintos grupos sociales".

Además, cuando la Fed inyecta nuevos fondos en AIG o Citigroup, el tipo de interés se reduce por debajo del nivel que habría alcanzado sin la intervención, lo que estimula la creación de planes de inversión que sólo son viables a esos tipos de interés artificiales.

¿Cómo va la economía a enderezarse si el Gobierno está interfiriendo continuamente en su ajuste? De hecho, la situación de crisis actual se debe a sus intervenciones anteriores. La expansión crediticia a partir de 2002 generó una burbuja inmobiliaria insostenible que ha sacudido los cimientos de la industria financiera. Pero en lugar de permitir que sea el libre mercado quien corrija estos errores, el Gobierno está induciendo toda una serie de nuevos errores que nos conducirán a otra crisis.

Es cierto que la gente de la calle se pregunta si la principal obligación del Gobierno no es actuar e impedir el colapso de la economía. Yo, sin embargo, no veo cuál sería el problema de que esto último sucediera.

Jim Rogers, el exitoso inversor y escritor, lo expresaba así:

¿Por qué estamos rescatando a Citigroup? ¿Por qué 300 millones de estadounidenses tienen que pagar por sus errores? La forma en que supuestamente funciona el capitalismo es ésta: La gente se equivoca. Y a continuación, las personas competentes se hacen cargo de los activos de la persona quebrada, momento en el que se reinicia la actividad con una base más sólida. Lo que estamos haciendo en esta ocasión es apartar a la gente competente de los activos y regalárselos a los incompetentes. De esta manera todo el mundo sale más debilitado.

En Libre Mercado

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