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John Stossel

La histeria de los secuestros infantiles

Los niños serían más felices si se les permitiera jugar en el jardín o ir a la escuela solos. Deberían tener más cuidado con los conductores imprudentes que con potenciales secuestradores. Aprenderían a preocuparse por los riesgos reales.

Si tiene usted hijos, probablemente tenga miedo a que sean secuestrados. Probablemente sus hijos estén preocupados por ello, también. ¿Cómo podrían no estarlo después de ver tanta publicidad sobre niños secuestrados en la tele? En anuncios de servicio público, el Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados advierte de que "se dan por desaparecidos 2000 niños al día". El presidente del Centro, Ernie Allen, me dijo que "nuestro objetivo es llegar a cada casa para recibir pistas que lleven a la recuperación de un niño. Necesitamos advertir al público norteamericano de que esto es un problema serio".

Su objetivo es noble, pero tiene una cara oculta. Los niños me dicen que toda lo que se dice en televisión sobre secuestros les asusta. Docenas de niños de entre 7 y 12 años que entrevisté en 20/20 dijeron que el secuestro era su mayortemor. Un niño pequeño dijo que tenía miedo todas las noches "porque estoy dormido y no sé lo que va a suceder".

Meter miedo a los niños podría estar justificado si los secuestros fueran comunes. Pero los medios hacen que el problema parezca mucho mayor de lo que es. Raramente sucede lo que entendemos normalmente por secuestro, es decir, que un niño sea raptado por un extraño y asesinado, canjeado por un rescate o retenido durante un período de tiempo significativo. En realidad, apenas hay un centenar de casos de ese tipo aproximadamente cada año.

Esos secuestros son hechos trágicos, pero es mucho más probable que los niños se vean atrapados en un tornado. Tal vez deberíamos hacer anuncios sobre eso, con montones de fotografías encaminadas a ponernos a todos de los nervios. Y es que el Centro para Niños Desaparecidos es una parte del complejo industrial del miedo. Recauda dinero asustándonos. Las empresas también se lucran con nuestro miedo. Brinks Security estimula la aprehensión al secuestro infantil en uno de sus anuncios de sistemas de seguridad domésticos, que recuerda a las películas clásicas de terror.

Y nosotros, los medios, también nos beneficiamos del miedo. "Para los medios, el secuestro de un niño es una mina de oro", afirma David Glassner, autor de Cultura de miedo: por qué los norteamericanos le tienen miedo a las cosas equivocadas. "Puede prolongarse durante semanas. No es algo puntual. El niño ha desaparecido y puedes hacer el seguimiento. ¿Hay una pista nueva? Por último, si lo encuentran, pueden montar un gran final."

Nancy Grace se ha convertido en superestrella de la CNN presentando programas repletos de crímenes repugnantes, incluyendo secuestros infantiles, acompañados de música trágica. Y To Catch a Predator, de la NBC, se ha convertido en una llamada a las armas para los padres, pues hace que parezca que todo el mundo que se conecta a Internet está intentando engañar a sus hijos con fines sexuales.

Los medios aterrorizan a los padres, dice Dan McGinn, que dirige sesiones de grupo. Algunos padres no dejan que sus hijos desaparezcan de su vista ni un minuto. "Cuando hablan de sus hijos y del riesgo de secuestro, las cifras pasan a ser irrelevantes. No les importa si se raptan 100 o 10.000 niños en Estados Unidos. Piensan que 'es mi hijo y puedo minimizar ese riesgo'", asegura McGinn. Durante una sesión de grupo convocada por McGinn para 20/20, los padres decían cosas como "No dejo que vaya a los lavados solo", o "No dejo que salgan solos al jardín, ni siquiera al delantero".

Toda esta preocupación no puede ser buena para nuestros hijos. Un chaval me dijo que "cualquiera podría raptarme sin más en cualquier momento. Cada vez secuestran a más niños". Pero no es cierto; incluso Ernie Allen lo reconoce. "Las cifras de secuestros no llevados a cabo por familiares se mantienen constantes desde hace años".

Pero si eso es cierto, ¿no aterroriza innecesariamente esta organización a padres e hijos? "Intentamos por todos los medios no asustar a la gente". Sin embargo, es mucho más probable que un niño salga herido corriendo por la calle que siendo secuestrado por un extraño. "No queremos que parezca que deben encerrar a su hijo en una habitación y no dejar nunca que desaparezca de su vista", dice Allen. Pero su mensaje ciertamente anima a la gente a hacer precisamente eso.

Es una pena. Los niños serían más felices si se les permitiera jugar en el jardín o ir a la escuela solos. Deberían tener más cuidado con los conductores imprudentes que con potenciales secuestradores. Aprenderían a preocuparse por los riesgos reales.

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