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Jorge Alcalde

A dos patas, mejor que cuatro

Andar a dos patas es bueno. Al menos eso parece desprenderse del hallazgo del increíblemente bien conservado Eudibamus cursoris. Este antiquísimo reptil que vivió hace 290 millones de años, adquirió su postura bípeda mucho antes que otros primos posteriores (los famosos dinosaurios), lo cual debió conferirle importantes ventajas evolutivas. Los investigadores autores del hallazgo creen que su posición le permitió correr más rápidamente cuando así lo necesitaba y adoptar carreras cuadrúpedas más lentas si era necesario.

El Eudibamus cursoris pertenece a una familia que se extendió geográficamente de manera poco común durante el Pérmico. El resto de los reptiles de la época (hace entre 290 y 268 millones de años) presentaban hábitats más reducidos, eran menos proclives a la colonización de nuevas tierras. Sin duda, su postura erguida favoreció cierta posición dominante en el entorno ecológico.

Más adelante otras especies animales adquirieron la misma habilidad. Primero los grandes y medianos dinosaurios, luego las aves y posteriormente algunos mamíferos como el ser humano. El descubrimiento viene a confirmar que el bipedalismo es una novedad adaptativa que surge en diferentes momentos de la historia biológica y que confiere una ventaja relativa. Es decir, que andar a dos patas es mejor que hacerlo a cuatro o que reptar.

Aunque el término “mejor” en biología siempre hay que usarlo con cautela. Los seres que mejor han demostrado adaptarse al medio terrestre son las bacterias. Y esas apenas se mueven.