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Jorge Valín

Los telepredicadores de Bruselas

Eso es lo que le molesta a nuestro redentor social, que la gente tenga libertad para elegir incluso lo que a él le parece inaceptable, lo que está al margen del pensamiento único totalitario europeo.

¿Le gusta que le digan lo que ha de hacer? ¿Cómo se tomaría que un compañero de su trabajo le dijera a su jefe que a usted no se le debe subir el sueldo? La respuesta es obvia. En muchas ocasiones oímos a grandes dirigentes de los bancos centrales decir a los empresarios que no suban los sueldos a sus trabajadores para así contener la inflación, aunque también pueden usar cualquier otra excusa. Todo por el bien común aunque éste vaya contra nuestro bienestar. ¿No le parece un absurdo indefendible?

Ahora la Unión Europea ha publicado un informe donde se les dice a las familias qué cantidad de horas deben dedicar hombres y mujeres en las tareas domésticas. Al parecer, según el estudio, los europeos trabajan 7 horas a la semana en casa, mientras que las europeas emplean 35. Haga las cuentas. "Es simplemente inaceptable", ha dicho Vladimír Špidla, comisario de Empleo de la UE. Špidla parece estar por encima del bien y del mal, dedicándose a insultar a gente que ni conoce mientras pretende meterse en nuestras vidas como si alguien le hubiese dado permiso para ello.

Para el comisario de Empleo esta actitud discriminatoria del hombre hacia su esposa o compañera provoca una renta inferior en la media agregada del sueldo de las mujeres respecto al hombre. A la vez, conlleva que los sectores copados por mujeres sean menos productivos y los sueldos bajen y –ya explayándonos en su razonamiento– esto también podría provocar que la renta agregada bajase, lo que a la vez haría disminuir el consumo agregado, lo que nos llevaría a posteriores pérdidas empresariales y nos sumiría en una horrible crisis europea. Para Špidla, la deslocalización, la fuga de capitales y de empresarios, la rigidez laboral, la merma de productividad y los continuos impuestos, elementos todos cuyos únicos responsables son gente como él, no son las causas del continuo retroceso económico de Europa, sino que lo es el malvado hombre corriente que le paga su sueldazo.

No sólo eso, Špidla también está diciendo que las mujeres son idiotas porque se dejan doblegar por las órdenes de sus "amos", sin tener suficiente inteligencia ni voluntad como para no discrepar de ellos. No parece muy realista creer algo así. Tal vez el comisario ha olvidado que las parejas se unen libremente y convienen las normas familiares de mutuo acuerdo; si no se separan. Eso es lo que le molesta a nuestro redentor social, que la gente tenga libertad para elegir incluso lo que a él le parece inaceptable, lo que está al margen del pensamiento único totalitario europeo.

¿Realmente cree que las conclusiones de este informe de este telepredicador ansioso de fama y poder no estaban decididas antes de realizarse o que Špidla no está sacando un beneficio político con tales palabras que le harán medrar dentro de la burocracia europea?

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