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Jorge Vilches

Cumbre de dictadores

El progreso va en el sentido de la democracia y del respeto a los derechos humanos, unos puntos que no están en el orden del día de la Cumbre de dictadores.

Eduardo Madina, portavoz de Exteriores en el Congreso, ha asegurado, sin pudor, que el gobierno español envía un representante a la reunión de los No Alineados porque ya lo hizo el Gobierno en 1979. Y, además, ¿cómo lo puede criticar el PP?, dice Madina, si el entonces secretario de Estado era cuñado de Fraga, fundador de AP y "hoy uno de los jefes de FAES".

Sí, aquello fue en 1979, porque el gobierno Suárez de 1979, atacado desde la misma UCD y cercado por el PSOE, no tenía clara ni siquiera la política exterior. Aquellos centristas vivían a la deriva: al tiempo que pedían el ingreso en la Comunidad Europea y soñaban con la OTAN, participaban en la Cumbre de No Alineados con Yaser Arafat y Fidel Castro. Tuvo que ser el medio olvidado gobierno de Calvo Sotelo el que definiera una política exterior: atlantismo como paso previo al ingreso en la Comunidad Económica Europea.

Claro que, dispuestos a remontarnos a 1979, en aquel entonces el PSOE hablaba en lenguaje marxista. Y en su programa máximo sostuvo el paso al socialismo, a la sociedad sin clases, hasta que Felipe González, también en ese año, dijo en el 28 Congreso del partido: "el marxismo o yo". Pero hoy, a nadie se le ocurriría recuperar la política exterior española ni el marxismo de 1979.

Quizá la declaración de Madina haya que tomarla como una manifestación del subconsciente. En 1979 estábamos en plena Transición, definiendo el marco territorial y las relaciones exteriores. Justo como ahora. Aquel año se aprobaron los Estatutos de Cataluña y País Vasco, que tan avanzados parecieron que quisieron sumarse todas las regiones, la primera Andalucía. Comenzaron también las negociaciones para entrar en la CEE, dándonos de bruces con la Francia giscardiana; vamos, el "corazón de Europa".

El tiempo pasa, o eso creíamos. ¿Qué van a hacer los Castro, Chávez, Evo Morales, Ahmadineyad y Kim Jong-il en la Cumbre de No Alineados de La Habana? Seguro que no van a hablar de transiciones a la democracia, ni de respeto a los derechos humanos. Harán antiamericanismo, hablarán del "Gran Satán", de la maldad del Imperio yanqui y de la próxima eternidad del castrismo. Hasta es posible que Chávez explique otra vez que el 11-S fue una conspiración de la Casa Blanca para justificar los ataques a Afganistán e Irak. Ante esto, Bernardino León, el secretario de Estado español, aprovechará la ocasión para concitar una declaración oficial a favor de la Alianza de Civilizaciones.

La política exterior española no puede volver a 1979, como el PSOE no recuperará el marxismo de aquel año, ni los centristas la sonrisa con Fidel Castro. El progreso va en el sentido de la democracia y del respeto a los derechos humanos, unos puntos que no están en el orden del día de la Cumbre de dictadores.

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