Menú
Jorge Vilches

La moda del perdonismo

Nos acecha el perdonismo, esa faceta cursi de la dictadura de lo políticamente correcto. Está a la vuelta de la esquina electoral, vestida de gris, a la moda del manual socialista.

Se ha instalado en España, con toda comodidad y para regocijo de algunos, la moda del perdonismo. Consiste en exigir a un partido, Estado, sociedad o persona el perdón por un acontecimiento del pasado. Es, sin duda, una utilización partidista de la historia. Una historia que se revisa de forma limitada, pues nunca afecta al peticionario ni toca temas políticamente incorrectos. El objetivo es atribuirse una supuesta superioridad moral, tapar la ausencia de un programa de gobierno, y canalizar el ansia revanchista.

Ya ha sucedido en Gran Bretaña, donde la comunidad negra ha presionado al Gobierno Blair para que pida perdón por la esclavitud de hace doscientos años. Y no contentos con que Blair lo condenara por escrito, ahora exigen reparaciones económicas, educacionales, familiares y culturales. Ahí está el negocio. Sin embargo, omiten que los proveedores de esclavos negros eran árabes y musulmanes, de los cuales no se dice ni una palabra.

En España se ha convertido en obligatorio en esta legislatura pedir perdón por el régimen de Franco. Y los zapateristas se afanan por vincular al PP con el franquismo, al tiempo que exigen que los populares condenen el régimen de Franco y, de forma indirecta, pidan perdón por la represión franquista. El complejo de la superioridad moral de la izquierda combina así, perfectamente, con lo políticamente correcto.

Los nacionalistas vascos, en la misma sintonía, piden perdón a las víctimas de ETA calculando que, tres días después, van a exigirlo al Estado Español por el bombardeo de Guernica. Es más, el Gobierno de Ibarretxe reclama "a Madrid" que pida perdón por "los crímenes cometidos en nombre de España". Y, ya de paso, que el Guernica de Picasso vaya al museo Guggenheim. Acabáramos; era un momento más de la expresión del victimismo y apropiación nacionalistas. Vale; pero todavía estamos esperando ver a Azkarate, portavoz del Lehendakari, que exija a ETA-Batasuna pedir perdón por los crímenes que comete en nombre de Euskadi.

Los zapateristas, que hay que distinguir de los buenos socialistas, van más allá en el perdonismo. López Garrido y Llamazares, comunistas graciosamente en activo, instan a Aznar a que pida perdón por una guerra, la de Irak, que "sólo tuvo objetivos petroleros". ¿Usted cree, querido lector, que merece la pena recordar todos los episodios históricos y presentes por los que deberían pedir perdón estos personajes? ¿Los millones de muertos por el comunismo en todo el mundo, o los crímenes durante la guerra civil? ¿El apoyo que hoy dan a dictaduras y regímenes autocráticos, incluso a movimientos, partidos, organizaciones y creencias religiosas que desprecian los derechos humanos? ¿Y por la corrupción masiva durante los gobiernos de González y la que está aflorando ahora? Y por el terrorismo de los GAL, ¿quién debe pedir perdón? ¿Y por la LOGSE?

Y en cuanto a la Iglesia católica, a la que se somete a ofensas y mofas diariamente, el mecanismo es muy similar. Debe pedir perdón por no haber sido... comunista ni atea. Aunque nada se dice de la expansión por España y Europa del islamismo wahabista, sostén del yihadismo y enemigo de la libertad y la democracia, ni de la violación del principio de reciprocidad, o el desprecio a los derechos de la mujer en el Islam.

Nos acecha el perdonismo, esa faceta cursi de la dictadura de lo políticamente correcto. Está a la vuelta de la esquina electoral, vestida de gris, a la moda del manual socialista.

En España

    0
    comentarios